Pasada la temporada estival, y con el frío como una realidad, la postal se repite en numerosas casas o edificios: gran cantidad de reservorios de agua, como por ejemplo las piscinas, sin mantenimiento. Es el caldo de cultivo en el que se reproduce el Aedes Aegypti, mosquito que transmite enfermedades como el dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. Y es precisamente esta época la ideal para enfatizar en las prevenciones y que no se multipliquen estos insector en la temporada siguiente.
Para intentar controlar su reproducción, desde la Facultad de Agronomía de la UBA comenzaron a utilizar peces nativos en reservorios de agua para que se alimenten de las larvas del Aedes Aegypti. Según plantean, esta práctica innovadora surgida a partir de un trabajo de investigación, es una solución más natural ante su proliferación, ya que evita la utilización de insecticidas, que incluso no siempre son 100% efectivos.

«Y el hecho de que los peces, conocidos popularmente como ‘madrecitas de agua’, sean autóctonos tampoco es un dato menor, pues colaboran en la preservación del ecosistema», acotan.
Al ver la efectividad empezarón a dar los peces a lugares que los pidieran. Las entregas se realizan durante todo el año –a excepción del mes de enero-. En 2024 concretaron 139 pedidos (29 de ellos a instituciones públicas) en los que entregaron 5560 peces, beneficiando a 83.400 personas. El incremento respecto al 2023 superó el 150%. En lo que va de 2025 concretaron 50 pedidos.
Peces en un Polo Educativo
“Se trata de un proyecto de extensión universitaria, en el que la Facultad transmite este conocimiento sobre cómo es la cría, la siembra y el manejo de peces para control biológico a otras instituciones de la sociedad. En este caso lo hacemos con un polo educativo, que es de dónde provino la primera demanda, ya que tienen huertas con tanques de riego y demás reservorios de agua”, cuenta Alejandro “Koko” López, docente de la cátedra de Acuicultura de la FAUBA.
Pero la demanda también puede llegar de actores sociales no sólo públicos, sino también del sector privado y de particulares, como puede ser el caso de alguien que tiene fuentes, un tanque australiano o incluso una piscina recreativa abandonada, o que va a empezar a usarla recién el próximo diciembre. Escuelas, fábricas, casas particulares. El mosquito no discrimina: donde hay agua estancada empieza a poner huevos.

Las madrecitas de agua, cuyo tamaño máximo es de entre 2,5 y 3 centímetros, aseguran con su presencia la ausencia total de larvas de manera sostenida, ya que los peces se reproducen en forma permanente. López es contundente: “tenemos la certeza de que, en el reservorio de agua en el que colocamos estos peces, no sobrevive ninguna larva. Eso está confirmado”.
Y agrega otros beneficios: “además se alimentan de lo disponible en el lugar y su población se amplía sólo en caso que dispongan de mayores recursos alimenticios”.
Quiénes y cómo se puede acceder a estos peces nativos
El servicio está disponible a demanda y puede ser solicitado «por cualquier actor social que posea un reservorio de agua o un potencial foco de larvas». Desde la UBA sostienen que entre los solicitantes habituales se encuentran «particulares con larvas en estanques domiciliarios, piletas, o tanques de recolección de agua de lluvia para riego en huertas o proyectos ambientales».
Los peces se destinan a estructuras que contienen agua en grandes volúmenes, como estanques o tanques en escuelas, que en esta época del año por su funcionalidad productiva o estética no pueden ser vaciados.
«Inicialmente el proyecto estaba pensado para instituciones públicas que tuvieran este tipo de relación con reservorios de agua productivos –manifestaron–. Sin embargo, con el aumento de la demanda de otro tipo de actores, como vecinos preocupados por alguna casa abandonada con pileta o municipios con tanques australianos, se amplió el alcance del programa para satisfacer la necesidad de peces nativos a todos los miembros de la sociedad. Esta expansión se da en el marco de una política de prevención integral del dengue».
Cómo hacer para solicitarlos
Para pedir los peces nativos se debe enviar un mail a controlbiologic@agro.uba.ar o contactarse mediante la cuenta de Instagram.
Luego de recibir la solicitud, se envía un formulario con preguntas y datos a completar, además de requerir imágenes y detalles del sitio para evaluar la viabilidad del sembrado.
Tras la evaluación, se coordina un día y horario para el retiro de los peces en la Facultad de Agronomía. «En el encuentro, se brinda material y una charla informativa sobre el transporte, la siembra, el cuidado y el bienestar de los peces nativos«, apuntan.
En un principio la iniciativa se solventaba como un programa de transferencia de tecnología del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pero la motosierra cayó también acá. Ahora la entrega de peces está financiada solo por la UBA, de donde subrayan: «actualmente, el desarrollo del programa y la cría de los peces son producto del trabajo y el esfuerzo de la cátedra de acuicultura de FAUBA, con el apoyo institucional de la Universidad de Buenos Aires».
De Interés Sanitario
El proyecto “Alternativa Sustentable para el Control Biológico de vectores de enfermedades en reservorios de agua a través de peces nativos» fue declarado «de Interés Sanitario» por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 22 de agosto de 2024.
Fuente Tiempo Argentino