A pesar del relato del Gobierno y medios afines, que incluyó amenazas explíticas a residentes para que no siguieran reclamando con perjuicio de ser despedidos y desaprobados, la crisis en el Hospital Garrahan no solo continúa, sino que se agrava. Especialmente porque la supuesta oferta oficial de un bono de 300.000 pesos no remunerativo era solo para residentes, el resto de planta del centro de salud no recibió ninguna propuesta. Esta semana harán otro paro de 48 horas, el martes y miércoles.
“El gobierno pretendió cerrar el conflicto con su extorsión a residentes, que suspendieron sus medidas tras la gravísima amenaza de despidos. Lejos de aplacar los ánimos, el conflicto escaló: los paros del personal de planta, que somos más del 90% de trabajadores que hacemos funcionar al hospital, fueron enormes la semana que pasó y vamos a 48 horas esta semana” informó Alejandro Lipcovich, secretario general de la Junta Interna de ATE en el Garrahan.
Agregó que «la inconsistencia del gobierno al hablar del Garrahan es total. Primero, dijeron que no había nada de plata. Luego, largaron un bono a residentes -o sea que sí había plata-. Pero no responden ni a su reclamo ni menos al del 90% restante, para quien no hubo propuesta alguna».

El Hospital Garrahan, inviable
«Tienen que recomponer todos los salarios básicos. Por eso, la lucha se va a profundizar si no hay respuestas. Nos movilizaremos el miércoles a las 11 al Congreso, porque en ese momento habrá una nueva audiencia en la Secretaría de Trabajo, donde no puede repetirse la situación pasada, cuando el gobierno no hizo propuestas ni envió representantes. Por la tarde de ese mismo día nos movilizaremos a la Plaza de Mayo”, completó Lipcovich.
Gerardo Oroz, secretario adjunto, destacó que “con enfermeras ganando 900.000 pesos -ni siquiera el costo de la canasta de pobreza-, el hospital es inviable. No funciona sin residentes ni sin el personal de planta, de las más diversas profesiones y oficios que sostiene el funcionamiento corriente de la institución donde se atienden niños y niñas de todos lados. El salario mínimo tiene que partir del costo de la canasta familiar ($1.800.000), y de ahí hacia arriba. El gobierno de Milei es responsable por hacer una propuesta y por el futuro del principal hospital pediátrico del país”.
El panorama en el Garrahan se agrava
Si bien hay dos conflictos en curso en el Garrahan –por un lado el reclamo del personal de planta y por otro el de los residentes, que dependen del Ministerio de Salud de la Nación-, ambos forman parte de una situación general de pérdida de poder adquisitivo que llevó a una oleada de renuncias de profesionales en el último año y medio. Panorama agravado por el ninguneo y amenazas de los últimos días. En paralelo, el reconocimiento y acompañamiento del afuera: “la sociedad ya está bastante concientizada. La gente llora en las marchas”, contó a Tiempo la médica pediatra y actual jefa Clínica de Hemato-Oncología del Garrahan, Miriam Guiter, con 27 años de trabajo en el centro de salud.

–¿Qué diferencia a este conflicto de otros anteriores?
–Hace 27 años que estoy en el Garrahan. A lo largo de estos años siempre hubo problemas, pero siempre tuvimos diálogo con las autoridades. Hacíamos uno o dos paros, se hablaba con el Ministerio de Salud y se solucionaba. Desde 2023 el hospital tiene el mismo presupuesto. Nos dicen que hay más plata, pero como la función nuestra no es definir dónde está eso, no tenemos idea. El sueldo nuestro es menor que en octubre de 2023. Una vez que asume este gobierno nos ponen Impuesto a las Ganancias y el aumento fue del 1% en tres cuotas este año, por lo cual estamos ganando menos que en octubre de 2023 y con una pérdida del poder adquisitivo del 40-50%.
“Hay gente que se enfermó, la estamos pasando mal, se nota en el ambiente que se corta con un hilo. Y se está yendo gente muy formada. “

Foto: Antonio Becerra.
Las amenazas a residentes
–¿La situación de los residentes llevó el reclamo a un punto de inflexión?
–Los residentes no aceptaron el bono de 300 mil pesos y luego recibieron primero mails con formas muy agresivas diciéndoles que si no aceptaban y no volvían a hacer las guardias y trabajar iban a recibir sanciones. Acto seguido, recibieron por vía verbal que les iban a empezar a llegar los telegramas de despido y que se iba a empezar a contratar pediatras con 12 horas de guardia y 32 semanales con las promesas de pasarlos a planta en dos años, algo que se hace por concurso en el hospital y que sería más caro que darles aumento a los residentes. Simultáneamente, salieron en X comunicados de la cuenta del hospital súper amenazantes.
–¿No hubo diálogo con las autoridades?
–Tenemos una situación con las autoridades del Consejo y la Dirección del hospital que es como si estuviera el gobierno acá: siguen las políticas del Gobierno de destruir el Estado. No sólo sacan estos comunicados sin firma desde una red social, lo cual es chocante porque tenemos medios de comunicación institucionales, sino que no nos atienden, no nos llaman a hablar. No estamos acostumbrados a estas formas amenazantes. Hablan de «orden mérito y progreso». Lo leía y decía «me levanté el 24 de marzo de 1976». Todo de una forma muy violenta, muy triste para todos. Decían que se había resuelto el conflicto con los residentes, cosa que no es cierta, porque fueron obligados a retomar sus puestos bajo amenaza de despido. Lo dijimos en un comunicado: rechazamos cualquier forma de violencia, no lo queremos, no lo vamos a aceptar. Sumado a que el conflicto salarial no se resolvió para nadie.
–¿Cómo impacta en el funcionamiento del hospital?
–Una sala de internación se cerró. Yo soy jefa de clínica de leucemias y linfomas y no tengo guardias, quienes hacen el soporte clínico han tratado de cubrir guardias pero no alcanza sin residentes, por eso se cerró una sala. Hay gente que se enfermó, la estamos pasando mal, se nota en el ambiente que se corta con un hilo. Y se está yendo gente muy formada. Estamos en una situación muy grave. Más allá de que decidimos garantizar la salud y la atención, nos está costando mucho estrés. Y tener que salir a esta altura a decir lo que hacemos nos parece muy triste. La gente del Consejo y la Dirección hasta hace un año eran compañeros. Que nos digan «ñoquis» es triste. «
“Con las autoridades del Consejo y la Dirección del hospital es como si estuviera el gobierno acá: siguen las políticas del Gobierno de destruir el Estado. “

Foto: Antonio Becerra
Fuente Tiempo Argentino