Cuando se acercaba el cumpleaños número 16 de Tatiana Graf, su mamá le preguntó cómo quería festejarlo. Su respuesta se convirtió en noticia: eligió celebrar en el Centro Regional de Hemoterapia de Neuquén, donando sangre por primera vez. Hubo torta, velitas, globos con corazones rojos y entrevistas para la prensa local. Su historia visibilizó la excepción que debería ser regla: se estima que si entre el tres y el cinco por ciento de la población sana donara voluntariamente dos veces por año se cubrirían los requerimientos de todo el país. Pero la meta está lejos.
El escenario ideal es que la totalidad de las donaciones de sangre que se necesita en el sistema de salud dependa de aportes voluntarios, en lugar de pedir reposiciones a las familias cada vez que un paciente recibe transfusiones. El escenario real refleja que la donación voluntaria representa poco más del 20% a nivel nacional.
“Antes de la pandemia, haciendo un trabajo de hormiga, llegamos al 30% de donantes voluntarios a nivel nacional. Algunos distritos tenían porcentajes de hasta el 60%, como la Ciudad de Buenos Aires en sus hospitales públicos. Pero con la pandemia fue terrible la baja, fue como volver a foja cero. Tuvimos que reeducar a la gente, salir a buscar donantes, aumentar las colectas externas. Todavía no recuperamos los valores pre-pandemia: estamos en un 20% aproximadamente a nivel país”, detalla el médico Oscar Torres, secretario general de la Asociación Argentina de Hemoterapia, Inmunohematología y Terapia Celular.
Apunta que las principales vías para lograrlo tienen que ver con políticas públicas que den lugar a educación desde la infancia -algo que está establecido por ley pero no se cumple- y con colectas externas que acerquen las búsquedas a la comunidad. “Cuando se facilita la donación, la gente va. Es una de las estrategias más fructíferas”.

Cumplir y donar
“Quiero ser donante habitual, lo tengo decidido desde muy chica. Desde que mi mamá y mi papá me dieron el ejemplo. Así que en octubre voy a donar de nuevo. Es mi manera de ayudar. Es sencillo, lleva poco tiempo y ayudás a cuatro-cinco personas con cada donación”, motiva Tatiana, quien festejó sus 16 poniendo el brazo. Criada en una familia habituada a la donación, quiso estrenar la edad desde la que se permite dar sangre -con autorización de un adulto responsable, según la Ley 22.990-.
Desde chica, cada tres meses, acompañaba a su mamá y su papá a donar. Luego se sumaron sus hermanos mayores. Hasta que le llegó el turno a ella. La enfermedad de un tío que había requerido muchas transfusiones generó hace más de una década el compromiso inicial entre los Graf, que se mantuvo. “Ahora somos una familia donante voluntaria”, define.
Marcelo Nápoli también eligió festejar su cumpleaños donando sangre. Lo hizo el viernes, para el Hospital Garrahan. Cumplió 56 y no fue su primera vez sino la número 214. A diferencia de la mayoría, no comenzó por la enfermedad de un familiar sino al contrario: por su buena salud. “Hace unos 15 años reflexioné que soy afortunado, porque mi familia y yo estamos sanos. Entonces sentí la necesidad de retribuir esa suerte. Así se me ocurrió ir a donar al Garrahan”. Desde entonces es un fiel aportante de plaquetas al principal hospital pediátrico de alta complejidad del país, donde se necesitan de 50 a 70 unidades de plaquetas diarias para cubrir la demanda.
No solo dona, también milita la donación. “Hasta ese momento sabía poco. Sabía que la sangre es indispensable en los hospitales, pero no valoraba tanto la importancia de la donación voluntaria. En el Garrahan me enteré que sobre las colectas externas, me capacité y decidí organizar colectas en mi barrio, Tapiales”, cuenta Marcelo. Acercó el tema al Rotary Club local y desde 2016 organiza campañas de donación, charlas en clubes y colegios. Por las 18 colectas hechas participaron 792 personas y se posibilitaron transfusiones a 2.379 pacientes pediátricos.
El Centro de Hemoterapia del Garrahan sostiene un modelo de donación 100% voluntaria desde 2011: fue pionero en la región. Cada año unas 17.000 personas donan sangre y 2.400 aportan plaquetas.

Una necesidad constante
“En Japón, Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia el 100% de la donación es voluntaria. Ese modelo lo adoptaron hace mucho tiempo. Cuesta mantenerlo, pero se hace: la donación de sangre forma parte de una política pública”, destaca Torres. ¿Cómo se logra? “Es básico: con educación desde el jardín de infantes. Y permanente. Si la gente incorpora la información desde la niñez, es una transformación”, insiste.
“La falta de una cultura de donación voluntaria en Argentina —donde todavía predominan las donaciones por reposición— muestra la importancia de reforzar las políticas públicas en relación al tema”, plantea Carla Cicero, médica del Departamento de Hemoterapia del Hospital de Clínicas de la UBA.
Allí, como en todos los hospitales públicos y privados, la necesidad es constante y permanente. “Habitualmente nos encontramos con stock crítico por la alta demanda de transfusiones y cirugías, dado que es un hospital de derivación, donde se atienden pacientes de todo el país”, indica Cicero.
“La necesidad de donantes es constante por distintos motivos –explica- Por un lado, la sangre no se puede fabricar, por lo tanto la única manera de obtener el recurso es a través de los donantes. Tampoco se puede almacenar indefinidamente porque tiene un tiempo limitado de conservación”. Además, “se estima que el 90% de las personas necesitan una transfusión en algún momento de su vida, ya sea por accidentes, cirugías, cáncer, complicaciones obstétricas, enfermedades crónicas o emergencias. La donación no solo salva vidas ajenas, sino que también es un acto de protección hacia uno mismo y la comunidad”.
Por ser donante habitual del Banco de Sangre de Córdoba, Nicolás Ilieff tiene un seguro de sangre para él y su familia. Así lo dispone para estos casos el artículo 14 de la Ley de Sangre. Lleva 16 años aportando plaquetas y el año pasado recibió el diploma por haber alcanzado las 100 donaciones. Ya va por las 108.
Su primera vez fue por impulso, cuando recibió un pedido de donantes para una nena conocida. “Me llegó el mensaje y fui. Los técnicos del Banco vieron el calibre de la vena y me dijeron si quería ser donante habitual. Y me quedé”, repasa. “Si todos fuéramos varias veces a donar al banco, habría muchas más unidades para distribuir y todos tendríamos ese seguro”, propone.
Con cada donación de sangre se pueden salvar hasta cuatro vidas, según Cicero. El cálculo es fácil: un donante como Nicolás puede haber ayudado a salvar 432 pacientes.
Salvar vidas es un trámite: cuáles son los requisitos
Todas las personas sanas de 18 a 65 años y más 50 kilos (además de adolescentes de 16 y 17, con autorización de sus responsables, y de mayores de 65 con aval médico) pueden convertirse en donantes de sangre. En el centro de salud o la colecta externa que elijan deberán responder una serie de preguntas, presentar DNI y, si cumplen los requisitos, la extracción les tomará unos 10 minutos.
El proceso para donar plaquetas es un poco más largo, y mucho más preciado. A los requisitos generales se suma el de tener venas resistentes, algo que evalúa el equipo de salud. Quien pasa la prueba es conectado a un equipo separador celular que extrae solo las plaquetas y devuelve el resto al organismo. No demora más de una hora y media.
Cada donación de sangre requiere un intervalo mínimo de dos a tres meses antes de la siguiente. En el caso de las plaquetas, se puede donar hasta 24 veces al año. Así lo hizo Marcelo Nápoli para el Garrahan en 2020 y 2021, cuando la pandemia había hecho estragos con los sistemas de donaciones.
Mientras que de una donación de sangre normal se obtiene solo una unidad de plaquetas, de la donación específica de plaquetas por el mecanismo conocido como aféresis se pueden lograr más de 15 unidades en un solo procedimiento. Pero las plaquetas se pueden utilizar sólo por cinco días desde que son extraídas. Por eso, su necesidad es constante y permanente.
Transfundir y donar: trabajadores de la salud que también ponen el brazo
Belén Canal es técnica en hemoterapia e inmunohematología. Transfunde pacientes y además es donante voluntaria para los mismos pacientes que atiende en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde trabaja hace 11 años. Varias personas del equipo comparten ese doble rol, que se vuelve clave en momentos de stock crítico.
“Si estamos con poco stock de plaquetas, ya sabemos quién tiene buenas venas o buen recuento de plaquetas y se dedica una hora y media a donar. Cuando tenemos stock crítico, se manda un mail institucional a todos los empleados preguntando quién se puede acercar. En la pandemia, gracias a tener esa red nos pudimos abastecer –recuerda- Casi todas las donaciones fueron del personal porque otra gente no se podía acercar. Hay gente que lo tomó como un hábito y siguió viniendo”.
“Al recibir las transfusiones los pacientes agradecen mucho a los donantes. A veces no tienen la posibilidad de ver a la persona, solo ven la bolsa de sangre y un código de barras, pero saben que alguien puso el brazo y donó. Lo más importante es que la sangre no se compra, es un acto de amor, un acto desinteresado de alguien que fue a donar. Sería hermoso que cada vez se pueda difundir más y que todos al momento de necesitar sangre la tengamos”, anhela.
Destaca que si bien hay donantes voluntarios, “son la minoría, no abundan”. Entre quienes donan la mayoría lo hace por reposición, ante la necesidad de un familiar. “Nos gustaría que en algún momento eso cambie. La gente tiene miedo o está mal informada. Eso dificulta que se acerquen”.
Para derribar esos miedos y mitos se inició un proyecto en escuelas. “Para que en primaria y secundaria sepan lo que es la donación y cuenten en sus casas sobre su importancia. Porque lo que más queremos es captar estas generaciones, para que a futuro esto cambie”.
Una mirada regional: donantes en aumento, pero todavía falta
En el marco del Día Mundial del Donante, el 14 de junio último, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) difundió los últimos datos disponibles de donación voluntaria en las Américas. Entre 23 países de la región se recolectaron 9.212.861 unidades de sangre en 2023. La cifra representa un aumento del 15,5% con respecto a 2020.
Del total de las donaciones en 2023, el 56,8% provino de donantes voluntarios: una suba del 6,7% en relación a 2019. “Este avance se logró con campañas digitales, colectas móviles y alianzas con instituciones, aunque aún está lejos de la meta del 100%”, señaló el organismo.
La región promedia 16 donaciones de sangre por cada 1.000 habitantes, pero con marcadas desigualdades: 13 países están por debajo del promedio y diez lo superan. Argentina ocupa uno de los lugares en el podio: junto a Brasil, México y Colombia aportan el 75% de las donaciones totales.
Fuente Tiempo Argentino