La noticia más esperada era la quita de retenciones a los granos, que en rigor, si nos ponemos estrictos, no sucedió. Solo hubo una reducción de las alícuotas, que quedaron al mismo nivel que el mes pasado. Nicolás Pino recordó que desde el año 2002 el campo aportó más de 200.000 millones de dólares; se quejó de que ese dinero desapareció sin generar ningún tipo de beneficio, sin recordar cómo estaba el país después de la crisis que generaron los 10 años previos de neoliberalismo.
Las retenciones volvieron a tener la misma alícuota que en el mes anterior donde el trigo, la cebada, el maíz y el sorgo bajaron 2.5 % (del 12 % al 9.5 %), la soja bajó un 7 % (del 33 % al 26%), los subproductos de soja un 6.5 % (del 31 % al 24.5 %), los subproductos de girasol un 1.5 % (del 5.5 % al 4 %) y el girasol un 2.5 % (del 7.5 % al 5 %), junto a las carnes vacuna y aviar que tributarán, en vez de 6.75 %, el 5 %
Esta “limosna” no modifica en gran medida los números negativos de los cultivos. Como ejemplo, podemos ver los siguientes cuadros:
En el cultivo de soja, la rentabilidad sigue siendo negativa. En el cultivo de trigo se mantiene igual, ya que se benefició levemente por la baja del 2.5 %, pero se perjudicó con la baja de retenciones a la soja, que es la moneda con la cual se pagan los alquileres agrícolas, encareciendo de esta manera el alquiler del cultivo de trigo. Lejos están estos números del 30 % que declaró el presidente.
Además del olor a bosta, en la Rural pudo sentirse ese olor a viejo que dejaron las declaraciones de los oradores. Con sus discursos mal leídos arengaron al obtuso y pacato público con declaraciones en contra de las políticas públicas y de Cristina Fernández de Kirchner, festejando su condena.
El Presidente mintió nuevamente en la cara a quienes se autoperciben “el campo”, diciéndoles que, gracias a la apertura de las importaciones, habían bajado los insumos y los servicios, devolviéndole un 30% de rentabilidad al sector.
Una afirmación que desmiente este cuadro:
La apertura de importaciones solo mejoró el negocio de los importadores y las multinacionales. Al productor le llegó una baja del 10 % en el glifosato, si lo comparamos con el valor que tenía en el año 2023; pero si lo comparamos con el precio del año 2015, el aumento fue de un 70 %.
Algunas de las mentiras de Milei en La Rural
* “Hemos eliminado el cepo cambiario y el Impuesto PAIS, devolviéndole aproximadamente un 30% de rentabilidad al sector”
La rentabilidad en todos los cultivos disminuyó si la comparamos con el año 2023, y más aún si la comparamos con los gobiernos de Cristina Fernández:
• Con el cultivo de trigo en el año 2023, tuvimos una rentabilidad igual a la que estimamos para esta campaña; este cultivo se benefició levemente por la baja del 2.5 %, pero a su vez se perjudicó con la baja de retenciones a la soja, ya que este último grano es la moneda con la cual se pagan los alquileres agrícolas, encareciendo de esta manera el alquiler del cultivo de trigo. Si comparamos con el año 2015 –gobierno de CFK–, la rentabilidad es tres veces menor tomando siempre el mismo rinde (5 tn) para los tres años comparados.
• Con el cultivo de soja, en el año 2023 tuvimos una rentabilidad apenas positiva del 2 %, mientras que hoy estimamos una rentabilidad negativa del -6 %. Muy distante de la rentabilidad que teníamos en el año 2015, del 9 %.
* “Facilitamos la importación de fertilizantes y redujimos aranceles”
Observando los dos fertilizantes más usados en Argentina, podemos ver que:
• El fertilizante nitrogenado (UREA), subió un 30 % si lo comparamos con el año 2023 (ya que valía 500 uds/tn y hoy lo tenemos que pagar 650 uds/tn), mientras que en el año 2015 lo pagábamos un 85 % menos al valor actual (350 uds/tn).
• El fertilizante fosforado (DAP) sigue al mismo valor que en el año 2023; si lo comparamos con el año 2015, está un 80 % más caro (pagándolo hoy 900 uds/tn, y en el año 2015 a 500 uds/tn).
* “Volvimos a permitir la importación de maquinaria usada, reduciendo su costo hasta un 50%”.
Esta mentira, además de tener patas cortas, tiene un efecto secundario desbastador para la metalmecánica de Córdoba y Santa Fe, provincias pioneras en esta agroindustria. Podemos ver que:
• En tractores hubo un aumento de precios del 10 % comparado con el año 2023 (pagando hoy un tractor de 230HP 300 mil dólares, mientras que el mismo tractor en el año 2023 valía 273 mil dólares). Si comparamos con en el año 2015, con un gobierno “populista”, esta misma unidad costaba un 30 % menos que con este gobierno “libertario” (230 mil uds).
• En cosechadoras hubo un aumento del 12 % comparando la misma unidad con el año 2023 (valía 750 mil dólares, hoy vale 850 mil) y un 30 % más si la comparamos con el año 2015 (valía 650 mil).
* “Abrimos el mercado de la vacuna de aftosa y, en la próxima campaña, ya habrá oferta de la misma por la mitad de su valor histórico”.
Todavía no se importó ninguna vacuna- La misma declaración dio el año pasado, pero después de un año no pasó nada.
* “Abrimos la exportación de ganado vivo”
Todavía no se concretó ninguna exportación- Las normas internacionales no son tan flexibles como las que pretende el presidente para los productos que deja entrar al país.
* “Desregulamos completamente la producción de frutas y hortalizas”.
Las frutas y hortalizas están entre los alimentos que más se importaron. Con la intención de bajar el precio, el gobierno abrió la importación pero no bajaron los precios, ya que su valor está dado por los altos costos de producción e intermediación, quedando caros para un mercado interno deprimido. Como consecuencia, dejaron de exportarse frutas y hortalizas, perjudicando la entrada de divisas al país y generando la quiebra de muchos pequeños y medianos productores.
Por último, con su manera violenta de dirigirse a un público pacato, cerró festejando la importación de maquinaria usada, medida muy resistida por el sector industrial de la metalmecánica argentina.
Ese público aspiracional que festejó las declaraciones del presidente revoleando sus ponchos de herencia familiar, que no conoce el interior productivo, se fue contento a sus casas, no tanto por la insignificante baja de las retenciones, sino por haber descargado su bronca y su resentimiento contra las políticas públicas, y contra Cristina Fernández, ya que en su persona concentran todo el desprecio que les tienen a los sectores populares de la Argentina.
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Fuente Tiempo Argentino