La Cámara de Comercio de San Rafael invitó a Javier Milei a presentarse como orador en el almuerzo que denominan “de las Fuerzas Vivas” este 9 de octubre. Milei llegó después que hablara el anfitrión y el intendente peronista del municipio, a quienes no escuchó.
A su turno, en un discurso breve, Milei retribuyó las atenciones del gobernador Alfredo Cornejo, y cambió nuevamente el lugar de referencia de la utopía libertaria, “Mendoza aparece como el futuro que queremos construir, como Alfredo (Cornejo) ha marcado, claramente, en la línea correcta. Gracias Alfredo. Mendoza nos ofrece una muestra del país que queremos para nosotros y nuestros hijos. Estoy seguro que si llevamos a cabo las reformas pro-mercado que la Argentina necesita y nos mantenemos firmes en el camino que hemos emprendido con el apoyo de la mayoría de los argentinos, milagros como el del Valle de Uco se replicarán a lo largo y ancho del territorio nacional… Tal cual demuestra la provincia de Mendoza, los argentinos sólo necesitan que los políticos no interfieran y los dejen producir”. Es decir, la referencia ya no es Alemania ni Irlanda, ni siquiera las más realistas Perú o Paraguay, ahora es Mendoza. Si es así, el futuro es de feudalismo y pobreza.
Veamos el lugar poco deseable y algunas de las falacias del discurso de Milei.
Alfredo Cornejo es el mandamás provincial desde hace diez años. En ese transcurso gobernó plácidamente con mayoría legislativa automática, organismos de control y Suprema Corte cooptados por mayorías partidistas de su facción, medios de comunicación en los que para encontrar miradas críticas al gobierno provincial hay que remitirse a radios comunitarias o sitios web marginalizados. Así, como en épocas de la dictadura, construyeron un enemigo interno, el kirchnerismo, a quien ponen como centro de todos los males y excusa para los errores propios. A ese enemigo interno se le pueden cercenar los derechos constitucionales, pero como también aprendimos durante la dictadura, cuando se legitima esta conducta la pérdida de derechos es general. Hoy, en Mendoza, te pueden encarcelar por protestar, te pueden armar causas amañadas como recientemente le ocurrió a los militantes ambientalistas Mauricio Cornejo y Federico Soria, mediante fiscales y jueces al servicio de los deseos del gobernador. El control republicano de los actos de gobierno es absolutamente inexistente.
A pesar de concentrar la suma del poder público y el favor del poder económico y mediático, los resultados de la gestión Cornejo son paupérrimos.

Durante su primer gobierno, 2015 a 2019, Cornejo destruyó riqueza provincial por cerca de 6%, tal la caída del producto bruto geográfico en el período. El primer año de su segundo mandato la caída fue de 1,6%. Cornejo alega, probablemente con razón, que la marcha de la economía depende de las políticas nacionales, pero eso no lo exculpa, al contrario. Apoyó a Macri y apoya a Milei, incluyendo instruir a diputados y senadores nacionales que le responden votar las iniciativas de ambas presidencias. Hizo lo contrario durante la presidencia de Alberto Fernández, período en que siguió siendo cacique provincial a través de Rodolfo Suárez en la gobernación. Durante ese lapso, Mendoza creció más de 2% a pesar de la pandemia; Cornejo y Suárez fueron férreos opositores al gobierno nacional del Frente de Todos.
En términos comparados con las provincias vecinas, Mendoza tuvo un desempeño muy a la zaga. En materia de crecimiento y salarios públicos y privados está detrás de Neuquén, La Pampa, San Luis y San Juan. Peor no podría ser.
En los temas propiamente provinciales, salud, educación, seguridad, la degradación también se manifiesta en la percepción ciudadana. Hay muchos reclamos gremiales, que son relativamente débiles, pues Cornejo supo incluir ítems salariales que impiden ejercer el derecho de huelga en los hechos, al tiempo que las protestas de calle son perseguidas. Uno de los motivos de la crisis sanitaria provincial es el éxodo de médicos a provincias vecinas por mejores salarios.
No faltan curiosidades propias de un predominio mafioso en la calle. A las 0 hs. de cada día se puede escuchar pirotecnia en distintos puntos del Gran Mendoza que el saber popular relaciona con la recepción de drogas ilícitas. Un empresario muerto en una pileta con las manos atadas con precintos puede ser presentado como un suicidio por los fiscales cornejistas.
Pero Milei también miente cuando refiere al “milagro del Valle de Uco”. La pobreza existente en esa región del centro de la provincia es análoga a la del resto. Es falso que la industria vitivinícola se haya desarrollado sin Estado, al contrario, el Instituto Nacional de Vitivinicultura tiene un rol central en esa producción, las provincias productoras acuerdan anualmente cupos de elaboración, y despliegan una enorme variedad de políticas en defensa de la actividad, desde información a lucha antigranizo (que Cornejo desactivó este año y ya hay quejas, igual la suplanta un seguro con financiamiento estatal). El proceso de extranjerización y la reconversión a varietales de las viñas, que debe ser lo que impactó a Milei, también respondió a una política pública impulsada desde los ’80 y ’90 del siglo pasado.
En fin, Milei en Mendoza, mentiras, falacias, otro show bizarro de la pesadilla que atravesamos en el país. Como a cada paso que da, afuera, los reclamos.
* Carlos Almenara, autor de este artículo, es lector y socio de Tiempo Argentino
Fuente Tiempo Argentino