El asesinato de Gabriel González confirma a la policía porteña como la fuerza más letal

Unidad Táctica de Pacificación. Paradójicamente así se llama la División que asesinó a quemarropa a Gabriel González de 45 años, que nació y vivió hasta el jueves 25 de diciembre en el Barrio 20 de Villa Lugano.

El informe con los datos preliminares de la autopsia realizada al cuerpo de la víctima, entregado a la familia recién éste sábado por la tarde, es claro: «lesiones por proyectil de munición múltiple en tórax y abdomen. Hemorragia interna y externa».

Desde la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi) confirmaron que Gabriel recibió un impacto directo al cuerpo de alguna de las armas largas utilizadas por los policías de la Ciudad, tal como se ve en los videos ya conocidos.

El disparo fue a corta distancia, como lo muestran las imágenes, y directo a zonas vitales como tórax y abdomen, “un disparo de escopeta es letal, tanto con cartuchos antitumulto (con postas de goma) o todo propósito (con postas de plomo).”

Si bien todavía no se conoce el nombre preciso del autor del disparo, según los datos que figuran en las actuaciones del juzgado, quienes intervinieron en el hecho serían: el oficial primero Daniel Miño, L.P. 15.711 (Comisaría 8A), la oficial Vanesa Valentini, L.P. 28.675, el oficial primero Joel Riquelme, L.P. 8.998 y la oficial Evelyn Goncebat, L.P 29.359. Todos de la División Unidad Táctica de Pacificación VI. Según el parte policial, quienes gatillaron sus armas largas fueron la oficial Valentini y el oficial 1° Miño, quienes habrían disparado seis veces cada uno.

Foto: Pablo Lecaros

El caso de Gabriel es apenas otro ejemplo de la violencia institucional que echó raíces en la Ciudad de Jorge Macri. Mientras la investigación del caso quedó en manos del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 20, quien rápidamente delegó las actuaciones en la Policía Federal, desde las redes y medios aliados al macrismo intentan forzar el relato y culpar a la víctima.

El hecho ocurrió cerca de las 13 del 25 de diciembre en la intersección de Chilavert y Araujo. El relato de la Policía porteña dice que se acercaron al lugar ante un llamado que alertó sobre disturbios en el barrio 20. Y aseguran que al llegar fueron atacados por un grupo de personas con piedras y botellas. Los vecinos y vecinas desmienten el guión de los uniformados y sostienen que quienes comenzaron con la salvaje represión de la nada, fueron los integrantes de la Policía porteña.

“Mi primo asesinado por la policía era un chico trabajador, nacido acá en el barrio, en la Villa 20. Era papá de Dante y Ángel de 24 y 17 años. Re familiero. En cumpleaños o reuniones familiares él siempre estaba en la parrilla haciendo el asado. Le encantaba compartir, era fanático de la pesca, un arquerazo del equipo del barrio que hace poco salió campeón. Cariñoso, amable, sencillo, solidario. Gabriel era muy valiente, no le tenía miedo a nada”, dijo a Tiempo Oscar Villaverde, primo de Gabriel y docente de la Escuela Técnica N° 13, Ingeniero José L. Delpini de Villa Lugano.

Muchos uniformados, convencidos de que cuentan con un accionar blindado por los poderes de turno, resisten la idea de que, en definitiva, al cometer un crimen con estas características tarde o temprano la justicia fallará en su contra, más allá que funcionarios circunstanciales vitoreen, aplaudan y defiendan estos hechos delictivos perpetrados por las fuerzas de seguridad. En estos últimos años fueron varios los efectivos de la Policía de la Ciudad que han sido juzgados y condenados por casos de «gatillo fácil».

Foto: Pablo Lecaros

Uno de los casos más recientes, es el recordado asesinato de Lucas González, donde sus verdugos, el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva fueron hallados culpables de homicidio quíntuplemente agravado con el agravante de odio racial. Y varios otros efectivos fueron condenados por encubrimiento.

Pese a estos ejemplos de Justicia, la doctrina del gatillo fácil continúa profundizándose en la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más letal con esta problemática. Los datos brindados a Tiempo por María del Carmen Verdú, titular de la Correpi, así lo confirman.

Desde el 1° de enero de 2017, fecha en la que se instituyó la policía porteña, el total de casos de gatillo fácil por esta fuerza alcanzó las 168 víctimas. Asesinatos de los cuales 41 se cometieron en el distrito porteño y el resto en el conurbano bonaerense, fuera del horario de servicio. El Total casos de la Policía de la Ciudad en todas las modalidades es de 205, a razón de 25 homicidios por año.

Respecto al desagregado en los dos primeros años de gobierno de Jorge Macri, el total de asesinatos por la policía porteña es de 44 asesinatos en todas las modalidades: gatillo fácil, muertes en cárceles y comisarías, e intrafamiliares.

“La Policía de la Ciudad es la fuerza más letal del país. Si comparamos la cantidad de casos de gatillo fácil de esa fuerza con la tan temida policía bonaerense en el mismo período, desde su creación el 1º de enero de 2017, resulta que la Policía de la Ciudad tiene registrados desde esa fecha 168 contra 505 de la policía de la provincia de Buenos Aires, es decir, un tercio. Pero resulta que la bonaerense tiene cuatro veces y media más efectivos que la de la ciudad”, dijo Verdú a este medio y recuerda que “si bien el promedio general es que casi el 70% de los casos de gatillo fácil son fuera del horario de servicio, en el caso de la policía de la Ciudad trepa a más del 80 por ciento.

Este viernes, mientras el barrio y la Ciudad seguían shokeados por el asesinato de Gabriel, inmortalizado en una filmación realizada por un vecino de Lugano, cientos de personas se movilizaron al cruce de las avenidas Cruz y Escalada para marchar y exigir justicia.

Leo Demonty, hermano de Ezequiel, el joven que fue torturado y asesinado por la Policía Federal en septiembre de 2002, fue uno de los que participó de esta jornada.

“Desde que se formó la policía de la ciudad ya vino mal, todo mal se hizo. Teniendo todos los recursos, todo el dinero, teniendo todo el aparato político de la ciudad, porque es un gobierno que gestiona hace 18 años, teniendo todo para hacer las cosas bien, ellos eligen hacer las cosas mal”, dijo Demonty a este medio. “Esta policía no tiene vocación de servicio y ya vienen formados mal, porque entiendo que son tres años para formarse un policía de calle, y estos tipos en seis meses ya le dan el arma, le dan los recursos para que puedan hacer estas cosas”, agregó.

Foto: Pablo Lecaros

Una policía politizada

Desde la Asociación Contra la Violencia Institucional (ACVI) también vienen realizando un seguimiento de lo que sucede con la policía de la ciudad.

“Una policía que en principio surge con la ley de seguridad con un consenso amplio por las fuerzas de la oposición, pero que enseguida toma un carácter netamente político es decir, es una fuerza sumamente politizada identificada con el partido de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y que a medida que el discurso político fue derechizándose, o pidiendo mayor nivel de represión, fue utilizada como una herramienta de ese tipo”, explicó a Tiempo Matías Busso, Presidente de ACVI.

El referente social coincide con que la fuerza de seguridad porteña es la más letal del país. “Hay que entender que proporcionalmente es la policía que tiene mayores índices de letalidad porque cuenta con cerca de 27.000 agentes y tiene un promedio de 20 muertes por año, mientras que la policía federal, cuenta con 65.000 efectivos, y la bonaerense alrededor de 100.000 agentes”, agregó. «

Fuente Tiempo Argentino

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