Dos crímenes sacudieron la zona oeste del Gran Buenos Aires en menos de 24 horas. En ambos casos, intentos de robo de vehículos. Alrededor de las 23 del sábado asesinaron a
Alan Lautaro Bravo (20) para robarle su Peugeot RCZ, un deportivo que había comprado hacía tres días. Antes, durante la madrugada del mismo días, a Matías Ezequiel Banegas (30) lo mataban de un tiro en la sien derecha delante de Antonella, su novia.
Ambos intentaron defenderse del robo de sus autos, aunque fuentes judiciales confirmaron a Clarín que no hay vínculos entre los casos y no han identificado a los responsables.
Alan estaba en su casa de La Tablada, con un amigo y su novia. Justo en el límite con Lomas del Mirador, en Pedro Goyena y Las Heras. Tenía apenas 20 años y hacía tres días había comprado un Peugeot RCZ, valuado en dos millones y medio de pesos.
Los ladrones no se llevaron el Peugeot RCZ.
El joven trabajaba en una empresa de transportes junto a su hermano y desde los 18 años se había ido a vivir solo. Alquiló un departamento y, después, se compró su primer auto, un Citroën DS3, que también habían querido robarle.
“Nunca dejes de soñar y de creer en tus sueños. Bienvenido”, escribió en su Facebook dos días antes de morir. Se lo ve posando, apoyado en el capot de su auto nuevo, como si estuviera presentáselo a sus seguidores.
Quienes lo conocieron no descartan que se haya resistido a entregarlo, “por cómo era y todo lo que le costó conseguirlo”, explican.
Alan llegó a subirse a su auto, que estaba estacionado en la vereda de su casa. Desde el interior de la propiedad, su amigo vio todo, fue testigo del ataque.
Alan amaba los autos. Ya había tenido un DS3.
Según pudieron establecer los investigadores, fueron dos personas las que lo abordaron. Llegaron caminando y le apuntaron con un arma. El disparo le ingresó por el pecho, por el lado izquierdo, y salió por la espalda. Los vecinos escucharon los disparos e intentaron asistirlo en el lugar pero ya estaba muerto cuando lo trasladaron al Hospital Balestrini, de Ciudad Evita.
Desesperado, el amigo llamó a la madrina de Alan, una mujer policía con la que el joven había vivido durante algunos años. “Últimamente vivía trabajando. Se levantaba a las 5 de la mañana, todo para juntar la plata y comprarse ese auto. Era muy solidario, colaboraba con las ollas populares del barrio para ayudar a la gente que la pasó mal durante la pandemia”, contaron a Clarín.
Todos coinciden en que “le gustaba progresar” y que “tenía un montón de proyectos” por cumplir.
“Lo único que puedo decir es que ¡Por favor no haya más Alan!. La Matanza está cada vez peor por eso decidí mudarme lejos. Es muy triste lo que pasó. Queremos justicia”, dijo Aldana, una prima de la víctima.
La investigación por el crimen quedó en manos del fiscal Gastón Duplaá, de la UFI especializada en Homicidios de La Matanza. Al momento, según publicó Télam, ordenó recolectar las imágenes de las cámaras de seguridad en las casas del barrio y levantar las huellas digitales que había en el vehículo para intentar identificar a los responsables del crimen.
Un penitenciario asesinado
Algunas horas antes del crimen de Bravo, un agente del Servicio Penitenciario Federal (SPF) fue asesinado delante de su novia en Merlo. Matías Ezequiel Banegas, de 30 años, fue atacado por dos delincuentes y murió tras recibir un disparo en la cabeza.
Asesinan a balazos a un agente del Servicio Penitenciario Federal en Merlo. La víctima fue identificada como Matías Ezequiel Banegas.
La principal hipótesis es que se trató de un intento de asalto. El hecho ocurrió en el cruce de las calles Pearson y San Lorenzo, de esa localidad del oeste del conurbano bonaerense.
Según informaron las fuentes, los policías de la comisaría 1era. de Merlo llegaron al lugar tras una llamada al 911 de un vecino que escuchó disparos y se encontraron con Peugeot 208 arriba de la vereda, chocado contra un puesto de venta de diarios y con las puertas delanteras abiertas.
Al acercarse al auto, los agentes vieron que en la butaca del conductor había un hombre muerto, que presentaba una herida de bala en la sien derecha. Banegas, que dentro de un mes hubiese cumplido 31 años, era un agente perteneciente al SPF que cumplía funciones en la cárcel de Devoto.
El 208 de Banegas, con la ventanilla del conductor explotada por el balazo que lo mató.
Junto al auto, los policías encontraron a la pareja de la víctima, de nombre Antonella (22), quien contó a los investigadores que fueron sorprendidos por un utilitario Renault Kangoo con dos hombres, que ambos delincuentes descendieron, y cuando Banegas puso marcha atrás para intentar huir, uno de ellos hizo dos disparos.
Uno de esos proyectiles dio en la cabeza de Banegas y tras ello los atacantes escaparon del lugar, sin concretar el robo. En la causa, caratulada como “homicidio”, interviene el fiscal Javier María Ghessi, de UFI 1 de Morón, que dispuso el relevo de cámaras municipales y particulares con el fin de identificar a los autores del hecho.
GL
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