El Papa argentino Jorge Bergoglio, de 84 años, ha comenzado una dieta para bajar ocho kilos que los médicos quieren que cumpla sin concesiones, a fin de aliviar
la carga de su peso excesivo sobre las articulaciones. No es necesaria ningun operación urgente, como publicaron algunos medios españoles, para hacer disminuir la inflamación del nervio ciático que le produce fuertes dolores y le ha obligado a cancelar ceremonias y encuentros.
El diario “Il Messaggero” de Roma publicó la noticia que sirvió de paso para desmentir la versión de que era “urgente” una intervención quirúrgica, versión de algunos medios españoles.
Sentado. Francisco sufre desde hace muchos años de ciática y renguea vistosamente de su pierna derecha. Foto: EFE
Francisco sufre desde hace muchos años de ciática y renguea vistosamente de su pierna derecha. Cuando era cardenal arzobispo de Buenos Aires se hizo atender por especialistas de Roma, que le aplicaron masajes y le hicieron ciclos de fisioterapia que le permitieron “tirar avanti”. También en Buenos Aires, naturalmente, tenía médicos de confianza que lo trataban.
La agudización de la ciática se venía observando en los últimos meses en la andadura claudicante del pontífice, que lo obligó a renunciar a los ritos de fin de año, como la misa de Te Deum y la celebración del Año Nuevo.
También debió ser reemplazado en la la misa de la jornada de la palabra y en la celebración de las vísperas en la Basílica de San Pablo.
Siempre por los dolores muy fuertes de la ciática debió suspender el encuentro anual con el cuerpo diplomático extranjero acreditado en el Vaticano, una ocasión muy importante porque el Papa pasa revista a los principales conflictos mundiales y situaciones críticas en el orden internacional.
Bergoglio continuó personalmente entonando el Angelus del mediodía los domingos, que debido a la pandemia pronuncia sin público desde la biblioteca apostólica vaticana, trasmitido a todo el mundo por televisión.
También continua con las audiencias en la Casa de Santa Marta, donde se aloja, y en el Palacio Apostólico. En las audiencias generales, que también se llevan cabo con presencias de fieles muy reducidas debido a la peste del corona virus, Francisco se mantiene sentado o de pie cuando lee algunos textos.
Los médicos vaticanos y algunos especialistas convocados que lo atienden lo han sometido a radiografías y controles que excluyeron lesiones en la columna vertebral y otras complicaciones.
La cura comprende nuevos ciclos de fisioterapia y la “dieta férrea” para hacerle perder los 8 kilos que le sobran, informa Franca Giansoldati, la corresponsal de “Il Messaggero”.
Vaticano, corresponsal
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