De no haber sido porque el 5 de abril de 1994 decidió llevar adelante su plan de apretar el gatillo de la escopeta después de haberla apuntado contra su mentón, el próximo
sábado 20 Kurt Cobain cumpliría 54 años. Exactamente el doble de los que vivió; y dos menos de los que transita por estos días su viuda, Courtney Love, a quien el líder de Nirvana le pidió en su carta de despedida que siguiera adelante.
“Por favor, seguí adelante Courtney”, escribió Cobain, después de la frase en la que le prometía a su esposa y a su hija Frances que estaría en el altar de ellas. Y como cierre, sentenciaba: “Por Frances. Por su vida, que será mucho más feliz sin mí”.
Para Love, lo que seguía no era sino un nuevo capítulo en su tormentosa vida, marcada por los escándalos impresos en “letra de molde” en los medios masivos de comunicación, el abuso de drogas de todo tipo y, por supuesto, la música y la actuación, además de sendas incursiones en el mundo de la plástica y la literatura. Un talento explosivo, en el más amplio sentido de la palabra.
Al fin y al cabo, más allá de la habilidad que la cantante desarrolló para estar en la mira de los medios durante mucho tiempo, resulta imposible hablar del movimiento grunge y del denominado “rock alternativo” sin tomar en cuenta la influencia que ejerció con el álbum Live Through This, que publicó en 1994 con su banda, Hole.
Kurt Cobain, Courtney Love y la pequeña Frances llegan a la entrega de los MTV Awards, el 2 de septiembre de 1993, en Los Angeles. Foto KELLY SWIFT/ORANGE COUNTY REGISTER
Como si los planetas se hubieran alineado caprichosamente, el segundo disco del grupo, que había sido grabado en octubre de 1993, salió a la luz apenas una semana después de que Cobain se disparara, y la “fama” de Courtney se expandió de manera inusitada. Se sabe: si un buen puñado de canciones vende muy bien, el morbo de la muerte cerca lo puede potenciar como ninguna otra campaña promocional.
Pero lo cierto es que en términos de hechos turbulentos, Love venía haciendo méritos por conseguir ese lugar de exposición desde los tempranos ’80. Y por si no alcanzara con sus propios aportes, sus padres contribuyeron de manera activa en esa empresa. ¿O acaso es algo habitual que un padre le le facilite dosis de heroína a su pequeña hija? Porque eso es lo que su mamá declaró alguna vez en una audiencia en la que se jugaba su custodia.
Cierto es que a Courtney tampoco le fue demasiado bien con mamá Linda, quien se llevó a su hija consigo a Nueva Zelanda, donde decidió que lo mejor que podía hacer era internarla en un colegio del cual, lógicamente, Courtney fue expulsada por portarse mal.
Courtney Love trabajó como stripper en reiteradas ocasiones, en los Estados Unidos y en lugares como Hong Kong y Alaska. /Foto AP Photo/Max Nash
De nuevo en los Estados Unidos y a cargo de su padrastro, Love debutó en el rubro “detenciones” después de haber sido descubierta robando en un negocio. El centro juvenil Hillcrest Correctional Facility se convirtió en el nuevo hogar de Love, quien luego alternó en distintas casas de guarda hasta que, ya emancipada, levantó vuelo.
La primera escala fue un local de strip tease en Japón, donde bailaba en topless; la siguiente, un club similar en Portland, nuevamente en su tierra natal; y entre 1981 y 1982 pasó sus días entre Dublin, Liverpool y Londres, desde donde regresó, una vez más, a Portland. Allí, un fallido intento de sumarse a Faith No More derivó en su decisión de retomar su faceta de bailarina erótica, pero esta vez en Taiwán, primero, y después en Honk Kong, donde tuvo su primera experiencia con la heroína, tras haberla confundido con cocaína. Fin del capítulo asiático.
“Ella tenía Valium y yo quería tomarlo. Congeniamos gracias a que tenía ese medicamento”. De ese modo reconstruye Courtney en Behind the Music su acercamiento a la guitarrista Kat Bjelland, con quien crearon la banda Pagan Babies. Durante el documental, Bjelland reveló que Love tenía un cliché ineludible para ponerse a componer: “Decía: ‘Vamos a ponerle speed al té. No nos va a hacer mal. Es un té como el de las señoras. Nos va a ayudar a inspirarnos’”.
Courtney Love en una de sus presentaciones, en las que la provocación es protagonista. /Foto Scott Gries – Getty Images – AFP
Sin embargo, la poca repercusión que tuvo el proyecto indica que las musas pasaron de largo de las chicas, y Love resolvió que era la hora de apuntar a la actuación. Una temporada en el San Francisco Art Institute le abrió las puertas de los estudios del filme Sid y Nancy, del mismo modo que su participación en la película Straight to Hell las del universo de Andy Warhol.
Mientras iba dosificando sus distintas experiencias con sus estudios de teología, filosofía, cine experimental y alguna que otra disciplina más, Courtney se consiguió una changa en un local de proyección de cine porno y alrededor de 1988 paseó su faceta stripper por Oregon y… ¡¡¡Alaska!!! “Necesitaba llevarme toda mi mierda conmigo y aprender a trabajar”, contó alguna vez.
Pero la chica, que recién iba por sus 24 años, tampoco tardó demasiado en aburrirse de su público de pescadores locales, y volvió a poner proa hacia Los Ángeles, en plan de armar una nueva banda. Claro que esta vez ya sabía tocar un poco la guitarra: algo que no está nada mal si uno quiere hacer música.
Courtney, Kurt y una Frances muy pequeña, que rápidamente fue dada en custodia a la hermana de la cantante.
En la ciudad californiana Love convocó a quienes, junto a ella, le dieron forma a Hole, nombre que lejos de salir de uno de esos encuentros en los que todos tiran alguna idea y de pronto alguna queda, fue tomado de la frase “hay un agujero que me atraviesa”, que Eurípides escribió en su Medea. La banda tocó por primera vez en noviembre de 1989, y parte de su equipamiento fue el que lograron adquirir con los dólares que su líder seguía ahorrando exhibiendo su cuerpo desnudo en público.
De paso, Courtney se casó y descasó en un abrir y cerrar de ojos, metió a su grupo a grabar su primer disco, Pretty on the Inside, de la mano del Sonic Youth Kim Gordon, y con el espíritu de varias de sus canciones captó la atención del movimiento feminista Riot Grrrl, de cuya adhesión Courtney se desentendió tanto como le fue posible. Por fin, Love tenía una carrera musical por delante.
Y delante suyo también apareció un tal Kurt Cobain, con quien se casó en febrero de 1992 en Honolulu, y con quien concibió a su hija Frances Bean Cobain, que nació el 18 de agosto siguiente en Los Angeles, de donde el matrimonio pronto se mudaría a Seatlle. Apenas un bálsamo en lo que se transformaría en una de las relaciones más intoxicadas de la historia.
Una de las tantas llegadas de Courtney Love a un tribunal; en este caso, en Beverly Hills, en 2004. /Foto AP – Kevork Djansezian
De pronto, las ventas del segundo álbum de Nirvana, Nevermind, se habían disparado de manera sorprendente, mientras la fama de Cobain se extendía por el mundo tanto como su decepción por lo que estaba sucediendo con su obra. En ese marco, la periodista Lynn Hirschberg sugirió en la revista Vanity Fair que Courtney había consumido heroína durante su embarazo. El resultado fue una investigación del Departamento de Menores y Servicios Familiares de la ciudad, que decidió otorgarle la tenencia de Frances a la hermana de la cantante.
Love acusó a la cronista de haberla citado de manera incorrecta y aseguró que había dejado la droga apenas se enteró de su condición; ero además agregó que ese artículo tuvo consecuencias devastadoras para la salud mental de Cobain, y llegó a asociar su suicidio con los efectos que el texto produjo en el músico.
Lo cierto es que, tal como señaló el periodista de El País Jaime Lorite en un perfil publicado un par de años atrás, Courtney Love fue de algún modo una víctima de la misma misoginia que colocó, en su momento, sobre los hombros de Yoko Ono la culpa del fin de The Beatles. “Mientras que sus aptitudes como madre fueron cuestionadas por la opinión pública (ella misma reconoció en el juicio donde se le retiró por 18 meses la custodia de su hija Frances: ‘Es horrible, pero me lo merezco’), Kurt Cobain, a quien la paternidad no convirtió precisamente en un abstemio, ascendió a la categoría de mártir”, escribió Lorite.
La transgresión como norma, fue la bandera que enarboló Courtney Love a lo largo de su carrera, y dejó una marca en la escena del grunge y el punk. /Foto AP – Toby Melville
En todo caso, fue el propio Cobain quien en su carta de despedida hizo una especie de dramático mea culpa de consecuencias inapelables. Para cuando se enteró de la muerte de músico, Love llevaba unos 10 días en el Hotel Península de Beverly Hills, donde había iniciado un tratamiento de rehabilitación de su consumo de drogas.
Quedaba entonces por venir un viaje de heroína que hacía escalas en shows desenfrenados durante el año siguiente, que mostraban a Love en un estado de furia que convertía cada presentación en una experiencia caótica a la vez que intensa y conmocionante.
Además, habría tiempo para una guerra sin cuartel con los ex compañeros de ruta de Kurt, el baterista Dave Grohl y el bajista Krist Novoselic, con quienes mantuvo enfrentamientos legales y también mediáticos en torno a la propiedad de la obra de su ex esposo. A tal punto de haber acusado a Grohl de haber mantenido relaciones sexuales con su hija y de haberlo intentado con Cobain; declaraciones de las que más tarde declaró haberse arrepentido.
Courtney Love junto a Vincent Schiavellim en el set de filmación de “Larry Flint – El nombre del escándalo”, que le valió muy buenas críticas a la actriz.
Su regreso a la actuación, con un celebrado rol protagónico en el filme Larry Flint – El nombre del escándalo, del realizador Miloš Forman fue también una nueva oportunidad para Courtney de despegarse de la heroína; objetivo que, aunque parcialmente, consiguió.
La “limpieza” duró solo un tiempo, algo que la propia artista confirmó cuando públicamente expresó su pobre opinión sobre su álbum America’s Sweetheart, de 2004, que admitió haber grabado bajo el efecto de la droga.
En marzo de 2004 Courtney Love jugó a la stripper en el show de David Letterman. Poco después aceptaría internarse una vez más en busca de una rehabilitación. /Foto AP CBS, J.P. Filo
Su promoción incluyó un paso inolvidable por el show de David Letterman, donde Love se empeñó en exhibir sus pechos cada vez que pudo. Apenas el prólogo de varias detenciones e internaciones en busca de una rehabilitación que, según declaró en 2007, sólo logró de la mano del budismo.
Más lejos de los flashes que habitualmente, en 2008 Love denunció haber sufrido un gigantesco desfalco en el que se esfumaron al menos 27 millones de dólares de la herencia de Kurt Cobain, según consignó oportunamente El País.
Courtney Love y su hija Frances Bean Cobain, protagonistas de una historia de acercamientos y separaciones y marcada por el consumo abusivo de drogas. /Foto Kevork Djansezian
“Un año después, en 2009, su hija, Frances Bean Cobain, quien pasó a ser la propietaria única de los derechos de autor y de imagen del líder de Nirvana, interpuso una orden de alejamiento temporal contra ella, de la que trascendió que la cantante seguía consumiendo drogas y que, incluso, su perro y su gato habían fallecido por ingerir accidentalmente sus estupefacientes” señaló el periódico. La respuesta de Love, entonces, fue que al gato, Peabody, lo había matado un puma.
Aún así, en 2012 madre e hija se mostraron juntas, para la presentación del documental Montage of Heck, de Brett Morgen, en el que se lo puede ver al líder de Nirvana. El documental es el único de su especie que fue aprobado por la hija, la viuda, la madre y la hermana de Cobain, que aceptaron su realización. Y si algo de discordia sumó la decisión de Frances de dejar a su madre fuera de su fiesta de casamiento con Isaiah Silva en 2014 -dos años después se divorciaron-, todo parece indicar que el tiempo fue borrando aquellas profundas heridas.
El documental Montage of Heck muestra parte de la vida de Courtney Love junto a Kurt Cobain. /Foto: HBO Documentary Films
Un par de años atrás, Courtney Love reveló con un posteo en su cuenta de Instagram que llevaba “un año sobria”, en línea con el que tiempo antes su hija había escrito para contar que llevaba 24 meses alejada del alcohol y las drogas.
Este martes 16 de febrero, Courtney Love volvió a ocupar un espacio en los lugares más visibles de los portales. Y, una vez más, se aparición en los medios tuvo que ver con drogas; sólo que esta vez se trató de la vacuna para prevenir el Covid-19, que el Servicio Nacional de Salud británico le aplicó a la artista cuando aún su edad no la ubica en el segmento de la población de riesgo.
Sin embargo, Love explicó que tiene una condición de salud subyacente que la hace elegible. “Acabo de recibir una llamada de mis médicos para ofrecer la vacuna. Cuando le expliqué que no debería estar tan arriba en la lista ya que no hay problemas de salud, ella resopló: ‘Bueno, estás en nuestra lista, ¡lo querés o no!’ Sin embargo, me siento mal por quitárselo a alguien que lo necesita. ‘Qué hacer..?’”, escribió, y concluyó con un agradecimiento para quienes la impulsaron a aceptar la propuesta: “Voy a por ello. Gracias a todos por vuestro consejo. Realmente tranquilizo mi mente y me siento menos culpable”.
Courtney Love recibió la vacuna contra el Covid-19 y desató una polémica. /Foto Instagram Courtney Love
No es poco, para quien carga con semejante pasado y parece ir, finalmente, dejándolo definitivamente atrás.
E.S.
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