Pelé llegó al mundo para espantar el fantasma del Maracanazo y se tomó tan en serio su tarea que terminó como el hacedor de la alegría brasileña. En ocho años cambió
el estado de ánimo del país. Le levantó la autoestima a una sociedad que dudaba de todo. Aquella frustración del Mundial del 50 derivó en la fiesta interminable de Suecia 58, de Chile 62, de México 70. Entonces sí: Pelé fue Pelé.
En esos doce años que lo llevaron de promesa del fútbol a Rey, está centrado el documental “Pelé”, dirigido por David Tryhorn y Ben Nicholas, que esta semana se estrenó en la plataforma Netflix.
Con generosas imágenes de archivo, entrevistas con algunos de sus compañeros más legendarios, como Zagallo, Jairzinho y Rivellino, y el testimonio del propio Pelé, el documental se detiene también en los años más oscuros de Brasil, con la dictadura que arrancó en 1964 y que por supuesto atravesó el fútbol.
La relación de Pelé con los distintos jerarcas del régimen y su postura servicial ante el poder autoritario marcan los momentos más interesantes del documental. “El fútbol continuó igual. Al menos para mí, no hubo diferencias”, confiesa ahora Pelé, un viejo de 80 años que debe trasladarse con un andador o en silla de ruedas.
De la misma manera que ocurrió en la Argentina diez años después, el régimen en Brasil utilizó al fútbol en beneficio propio. No se resistieron a quedarse afuera de ese termómetro que regula el estado de ánimo de la sociedad. Y para tener control sobre esa pasión desmedida contaron con el Rey como aliado.
Paulo Cézar, ex compañero de Pelé en México 70, es lapidario: “Su comportamiento era como el de un negro sumiso que acepta todo, no contesta, no critica, no juzga”.
Cuatro años después del golpe de estado, el gobierno militar se puso más duro. Recortaron las garantías individuales, hubo detenciones arbitrarias, persecuciones, represión y torturas. Brasil estallaba.
-¿Qué sabías sobre eso, en esa época que eras jugador? ¿Sabías de las torturas y esas cosas? -le preguntan a Pelé en el documental.
–Si yo dijera que no sabía, que nunca me enteré, estaría mintiendo. Nos enteramos de muchas cosas. Pero había muchas cosas también de las que no teníamos certeza si eran verdad o mentira. Cuando íbamos de gira con el Santos por Europa u otros países nos llegaban las noticias.
-¿Cómo fue tu relación con los gobiernos?
-Siempre tuve las puertas abiertas, todo el mundo lo sabe. Incluso en la época en que estaba todo muy mal. Siempre me buscaron para ver si podía apoyar a un lado o a otro.
Paulo Cézar, ex compañero de Pelé en México 70, es lapidario: “Su comportamiento era como el de un negro sumiso que acepta todo, no contesta, no critica, no juzga”.
Gilberto Gil, el más futbolero de los músicos de Brasil, prefiere una interpretación más romántica de esos años: “En medio de la represión, de las torturas, hubo un oasis de belleza, de esperanza, de emociones positivas y estimulantes que fue el Mundial del 70”.
“Si yo dijera que no sabía de las torturas, que nunca me enteré, estaría mintiendo. Nos enteramos de muchas cosas. Pero había muchas cosas también de las que no teníamos certeza si eran verdad o mentira. Cuando íbamos de gira con el Santos por Europa u otros países nos llegaban las noticias.”
Más allá de las relaciones carnales de Pelé con los distintos poderes, el documental también hace escala en los grandes momentos futbolísticos del Rey. Uno de ellos, por supuesto, es el gol número mil de su carrera, que le convirtió de penal al rosarino Egardo Andrada, el Gato, arquero del Vasco da Gama, en un Maracaná que explotaba.
El documental no se detiene en la validez estadística de esos mil goles. De hecho, para llegar a esa cifra contabilizaron tantos que Pelé había convertido en amistosos y torneos no oficiales. La revelación viene por otro lado. Las imágenes de archivo no dejan dudas: no fue penal.