Hace una semana, Facebook causó un gran impacto al bloquear todo el contenido de noticias de Australia para el mundo. Lo hizo para evitar cumplir con el nuevo
“Código de Negociación Obligatoria de Medios Noticiosos y Plataformas Digitales” propuesto recientemente por el gobierno australiano, que requiere que compañías como Facebook y Google, paguen a los editores de medios por el derecho a incluir su contenido de noticias en plataformas de redes sociales y motores de búsqueda.
Así Australia se puso a la vanguardia entre los estados que exigen regulaciones a los gigantes de la web, pero la propuesta ya tiene ecos en la Unión Europea, donde países como Francia, Alemania y España trabajan en el mismo sentido. Un intento por nivelar el campo de juego de los medios digitales que podría tener consecuencias en todo el planeta.
La decisión de Facebook de bajar el interruptor provocó que la industria de noticias de Australia se oscureciera en la red social. Y fue una notable muestra de poder. Paradójicamente, el gigante de las redes (Facebook es dueño de Whatsapp e Instagram) argumentó que estaba arrinconado por la nueva ley, que requiere que las empresas de Internet paguen a los editores de noticias por su contenido. En lugar de cumplir, Facebook, bloqueó todo el contenido de noticias en sus páginas australianas.
El dramático enfrentamiento entre Facebook, el gobierno australiano y la industria editorial del país, refleja la agresiva estrategia de la empresa de Mark Zuckerberg para perseguir a sus antagonistas, ya sean gigantes tecnológicos rivales o estados reguladores. A Zuckerberg lo asesora en esta campaña el ex viceprimer ministro del Reino Unido, Nick Clegg, que le recomendó hace unas semanas atacar públicamente a Apple por considerarlo anticompetitivo por las acciones que tomó para limitar el uso de datos de Facebook en sus dispositivos.
Pero la decisión del CEO podría resultar contraproducente: Facebook se enfrenta a un nuevo escrutinio legal a nivel mundial, y estas conductas son una clara demostración del daño que puede causar una empresa que ejerce un poder tan gigantesco sobre la libertad de expresión: en el parlamento británico ya califican a Zuckerberg de gangster. “Lo de Facebook me recuerda a la decisión del Sr. Burns de bloquear el sol en Los Simpson: aviva el miedo pero también fomenta la resistencia”, marca Drew Margolin, profesor de comunicación en la Universidad de Cornell.
Los editores de noticias siempre han tenido problemas con empresas como Facebook y Google, culpándolos de consumir los ingresos publicitarios, al tiempo que ejercen un control masivo sobre los contenidos periodísticos a través de sus algoritmos. En contrapartida, los gigantes de la web responden que en los últimos años han encarado varias iniciativas para financiar el periodismo en sus plataformas, como la pestaña de Noticias en Facebook, o News Initiative y News Showcase de Google.
Pero el impacto ha sido modesto. En Australia, el ministerio de Empresa pasó meses negociando con Facebook. Y Zuckerberg habló varias veces con el ministro de Economía australiano, Josh Frydenberg, así como con Robert Thompson, director ejecutivo de News Corp, la empresa matriz de News Corp Australia, propiedad del magnate de los medios Rupert Murdoch, que controla alrededor del 70% de la industria de noticias en Australia.
Murdoch es el principal impulsor de que se establezcan nuevas reglas contra los gigantes tecnológicos en Australia y el mundo: en Estados Unidos, los cabilderos de News Corp han argumentado ante el Congreso que el dominio de Google en el mercado de la tecnología publicitaria significa que los editores de noticias obtienen solo una pequeña parte del dinero generado por los anuncios que se muestran en sus sitios web.
Facebook y Google responden que la enorme influencia de Murdoch en su país de origen ha llevado a regulaciones que son injustas. Sin embargo, a diferencia de Facebook, Google apostó por la negociación preventiva y logró evitar los aspectos más estrictos de la ley. De la misma manera, comenzó a implementar su producto Google News Showcase en el Reino Unido, pero también en Argentina.
“Aunque Murdoch es otro gigante, que aparezca del lado conservador de la política es un aliciente. Es un impulso bipartidista para nivelar el poder de los gigantes tecnológicos”, sostiene Johan Lidberg, profesor de la Universidad de Monash, en Melbourne. “Australia es el canario en la mina de carbón, y los legisladores en Bruselas (sede de la Unión Europea) y Washington siguen el conflicto de cerca. Pero me preocupa que las soluciones lleguen demasiado tarde: el ecosistema de información en el mundo ya se encuentra en un punto de ruptura”, advierte Claire Wardle, de First Draft, organización sin fines de lucro dedicada a educar sobre la desinformación, y cuya propia página fue bloqueada por Facebook cuando cientos de editores perdieron el acceso a sus sitios.
Durante años, los editores de todo el mundo se han quejado de que están a la merced de Facebook cuando se trata de su capacidad para generar ingresos en el sitio, con frecuentes cambios de algoritmo que alteran drásticamente la exposición y el tráfico. Facebook contesta que en los primeros cinco meses de 2020, la compañía generó 2.300 millones de clics para sitios web de noticias australianos sin cargo.
Para apaciguar los ánimos, Google y Facebook prometen que invertirán más de mil millones de dólares para pagar a los medios de comunicación. Pero para otros players eso es poco: Microsoft asegura que ya ha pagado, desde 2014, más mil millones de dólares a los medios de comunicación. La empresa fundada por Bill Gates se pronunció a favor de la ley australiana, apoyando a News Corp.
“Por supuesto que están ansiosos por imponer un impuesto inviable a un rival y aumentar su participación de mercado”, acusó el director legal de Google, Kent Walker, en un comunicado. El presidente de Microsoft, Brad Smith, contestó: “Esta es una oportunidad para combinar buenos negocios con buenas causas”. Para “Facebook y Mark, se trata demasiado del dinero y el poder, y no de lo bueno”, apuntó Stephen Scheeler, ex ejecutivo de Facebook. “Imagínese si una empresa china, por ejemplo, hubiera hecho esto. Estaríamos en pie de guerra. Todos los australianos deberían estar bastante alarmados”, agregó.
Para Bill Gates, que siempre apoyó a Zuckerberg como una especie de mentor, las últimas acciones de Facebook “son corrosivas”. Facebook ve en esto un ataque de sus competidores, e insiste en que “el contenido de noticias es menos del 4% del contenido que la gente ve”. Pero legisladores de todo el mundo ven la hora de poner freno a la una estructura monopólica: la Unión Europea ya ha impuesto multas por us$ 10 mil millones contra Facebook desde 2017 por prácticas anticompetitivas. Primeras batallas en una guerra que promete alterar el mapa digital.
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