Marcelo Mindlin goza de negocios y cerco mediático desde el bajo perfil. Es el rey de la energía eléctrica, con empresas de extracción, generación, transporte y distribución que incluyen a Petrobras Argentina, Edenor, Transener entre muchas otras manejadas desde Pampa Holding. Además compró la empresa del primo del presidente para realizar el soterramiento del Sarmiento y fue uno de los grandes beneficiados del perdón fiscal de Macri a millonarios y corporaciones. Radiografía del mayor empresario M.
Marcelo Mindlin es, sin dudas, uno de los empresarios del momento. La proliferación de sus negocios bajo el influjo de Mauricio Macri sólo se compara con los beneficios que recibió el Grupo Clarín. Pero, a diferencia de Héctor Magnetto, Mindlin aún goza del beneficio del anonimato, fruto de un blindaje mediático equiparable al que disfrutan Macri y sus principales laderos.
Este ocultamiento de su rostro, su historia y sus negocios hacen que el empresario que concentra en sus manos Edenor, Petrobras y el soterramiento del tren Sarmiento, que encabeza la lista de beneficiarios de la amnistía para delitos financieros decretada por Macri y que fue investigado por lavado de dinero, sea prácticamente desconocido para millones de personas que, en su cotidianidad, consumen electricidad, nafta, viajan en tren y no acceden a la condonación de sus deudas con el fisco.
Electricista
Marcelo Mindlin y Mauricio Macri no sólo comparten las iniciales, sino su optimismo por la nueva etapa económica del país. “La excusa de la falta de financiamiento no existe, ahora hay que invertir“, aseguró Mindlin en enero de 2017. Estaba exultante. Desde la asunción de Macri no paró de hacer negocios y de expandir su holding, bautizado originalmente como Pampa Energía y que, con su diversificación en la era Macri, se cambió el nombre a Sociedad Argentina de Construcción y Desarrollo Estratégico (SACDE)
Para Mindlin, el cambio de Gobierno fue una bendición. Si bien tiene un historial de buenos negocios mantuvo una relación tensa con el kirchnerismo en los últimos años por una cuestión clave: las tarifas eléctricas.
La tarifa eléctrica tuvo el mismo destino que muchas de las concesiones otorgadas por Carlos Menem en los ´90. En 2002, tras la implosión de diciembre de 2001, la Ley de Emergencia Económica pesificó las tarifas. Edenor, que por entonces estaba en manos de la francesa Electricité de France, tenía una cláusula que establecía que las tarifas se ajustaban en dólares que quedó descartada. Esto generó uno de los tantos juicios contra el país en el CIADI.
Con este contexto, Mindlin se lanzó a la compra de varias empresas vinculadas a la electricidad. Tal vez adivinó un negocio, tal vez sabía que tarde o temprano las tarifas se actualizarían, tal vez tenía todo eso conversado con Néstor Kirchner y Julio De Vido. Empezó en 2004 con Transener, que tiene casi el monopolio (95%) de la transmisión de electricidad en todo el país. En 2005 se quedó con el 65% de Edenor, y al poco tiempo logró el retiro la demanda en el Ciadi, un claro gesto hacia Kirchner.
A los pocos meses, Mindlin obtuvo la revisión de las tarifas, que se hacían a través de la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos (UNIREN). Pero no fue suficiente. Durante todo el kichnerismo hubo reclamos públicos de las empresas eléctricas para aumentar las tarifas.