Sin fecha ni más datos, los negativos estaban guardados en un sobre, intactos en un armario y por su formato, al revelarlos, no solo devolvieron imágenes de muy buena calidad, sino
que fueron sorprendentes: un hallazgo espectacular sobre la ejecución a fuerza de piqueta y cincel de los lobos marinos de la Rambla casino de Mar del Plata, a comienzos de los años ’40.
No estaban terminados, ni siquiera montados entre el Casino y el Gran Hotel Provincial, y ya eran un imán para las que hoy llamamos selfies. En esas fotos se ve a picapedreros trabajando sobre rocas de la llamada “piedra Mar del plata” en una cantera de Estación Chapadmalal y luego, en otras, el resultado: partes de uno de los lobos marinos de la rambla listos para ser trasladados en un resplandeciente blanco de la piedra recién trabajada.
Los negativos estaban en un armario en una oficina de la vieja cantera. Los encontró el actual propietario. Alberto Castillo, y se lo comentó al arquitecto César Nicolini con quien se había vinculado por cuestiones de trabajo.
La obra en marcha, realizada en piedra Mar del Plata.
La historia la reveló el diario La Capital de Mar del Plata. Nicolini, luego de digitalizarlas, envió las fotos para la sección “Fotos de Familia”. Alli, el diario local invita a sus lectores a enviar fotos que tengan no menos de 30 años. Recibieron miles de imágenes desde 2010; lo llaman “El gran álbum de Mar del Plata”.
Dos de los constructores posan con una de las partes de la escultura.
Cuenta que los lobos fueron esculpidos en la cantera Sud Atlántica de Estación Chapadmalal, un establecimiento modelo en la época que entonces pertenecía al alemán Herman Wachnitz. Cuando falleció, su hijo vendió la cantera a Germán Castillo, en 1989; fue Alberto, su hijo, quien halló las fotos al revisar un viejo armario.
El lobo marino va encontrando su forma definitiva antes de ser trasladado a la Rambla.
Las esculturas, que son un emblema de la ciudad fueron diseñadas por el escultor José Fioravanti, que en verdad es el autor de las obras, pero no fueron sus manos las que le dieron forma a la piedra Mar del Plata. Para ello contrató al inmigrante eslavo Janez Antón Gruden.
El transporte que llevará una parte de la obra terminada hasta su destino final.
El escultor eslavo también trabajó en obras que fueron declaradas monumento histórico, como los escudos que ornamentan el Monumento a la Bandera, en Rosario; el Monumento a España, en Buenos Aires; el Palacio legislativo de Uruguay donde dio forma a los modelos de fundición y en la Casa Central del Banco de la Nación, los ministerios de Economía y Ex de Obras Publicas, entre otras, y “los lobos de Fioravanti”.
Los negativos que halló Castillo, que son de celuloide y en gran formato, por eso la buena calidad y el contraste que tienen, fueron revelados en el “Laboratorio Fotográfico Scenna-Luro 3219”, tal como indica un sello.
En ninguna de las imágenes aparecen Fioravanti o Gruden; sí el dueño de la cantera, el alemán Wachnitz, el hombre de borceguíes y campera y que bajo un tinglado posa con la cabeza del lobo, que seguramente fue quien guardó esas imágenes únicas.
Mar del Plata. Corresponsal
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