Las cancillerías de Argentina e Israel trabajan contrarreloj junto a empresarios de los principales frigoríficos de carne kosher para lograr la autorización de entrada a este país de un nuevo grupo
de entre 120 y 140 rabinos y matarifes israelíes que se abocarán a la faena de este producto.
En virtud de las restricciones migratorias y sanitarias que aún imperan en la Argentina, la autorización de estos trámites de entrada es crucial; en primer lugar por razones económicas, y en segundo por los lazos políticos que tejió la administración de Alberto Fernández con Israel.
Israel es el principal destino de las exportaciones argentinas de esta carne que se procesa bajo el rito de la religión judía, y es el segundo mercado cárnico para la Argentina después de China. Más aún: según los datos enviados por la embajada argentina en Israel al secretario de Relaciones Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme, el Gobierno espera incrementar las 24.000 toneladas ya previstas a 49.000 para marzo de 2021. Entre octubre de 2020 y marzo de 2021, se exportó un total de 30.000 toneladas y un valor cercano a los U$S 220 millones. La operación involucra plantas frigoríficas en varias provincias.
El presidente de Israel, Reuven Rivlin, cuando recibió las cartas credenciales de Sergio Urribarri, como embajador de la Argentina. Julio de 2020.
En julio pasado, gestiones del embajador Sergio Urribarri en Tel Aviv y del canciller Felipe Solá aquí, lograron que Migraciones y el Ministerio de Salud aprobaran la entrada de un avión de El Al Israel Airlines. En este llegaron 98 rabinos y auxiliares para certificar el proceso de faena de carne kosher en unas siete plantas frigoríficas nacionales.
Ahora, entre fines de octubre y principios de noviembre llegarían otros 120 a 140 más, cuyos detalles estuvieron ajustándose la semana pasada en una reunión entre Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Exportadores ABC- este agrupa a las plantas exportadoras del país- , los empresarios y Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, quien acaba de ser reelegido por tres años más.
En la reunión se avanzó también para empezar a realizar ferias presenciales y campañas de promoción, actividades que la pandemia del coronavirus paralizó. Fuentes del sector señalaron que las gestiones ya están avanzadas con la firma Fime Pak, para que los shojtim, como se llama en hebreo al los matarifes del kosher, trabajen en la Argentina desde octubre hasta marzo de 2021.
Es un movimiento complejo: viajan con seguro médico y se realizarán testeos de COVID-19 antes de abordar el avión que los llevará a la Argentina, además de cumplir con la normativa vigente en nuestro país a su llegada.
En su momento, Ravettino había contado a este diario que en la Argentina hay sólo unos 40 shojtim y están abocados a certificar el proceso de todo el mercado kosher y no sólo el bovino. Por lo tanto, es insuficiente para realizar la faena. Entonces, los frigoríficos recurren a los rabinos israelíes que son los números uno en el mercado del kosher. Al mismo tiempo la carne vacuna argentina también tiene, por su calidad, inmensa llegada al mercado israelí.
Una reunión en 2017, en la que Israel auditó el sistema de faena kosher de carne bovina argentina. Foto Prensa Senasa
Fueron las restricciones internacionales impuestas por la pandemia las que pusieron a los rabinos y matarifes kosher en el foco de las noticias. Todos los años iban y venían en vuelos comerciales, pero en julio hubo que autorizarles un vuelo especial debido a que no se podía frenar la faena.
La palabra hebrea “kosher” significa “apto”: dentro de los preceptos de la religión judía para ello, los alimentos atraviesan un proceso especial que sólo los rabinos bajo normativa del Gran Rabinato de Israel certifican.
No todos los animales son comestibles: sólo los rumiantes de criadero y de pezuña partida, es decir bovinos, caprinos y ovinos, pero nunca porcino. Es una máxima que el animal debe haber muerto sano, sin enfermedades u otra causa, y en el sacrificio, afirman que no debe haber sufrido. Para ello, con un cuchillo especial se les mata de modo preciso. “Si un animal presente deformidades en el corazón o los pulmones, está descartado”, explica Jacobo Enzani, director del frigorífico kosher Hender Sur en Buenos Aires. Y agrega que el rabino además de matar al animal, lo inspecciona después.
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