No siempre conocemos a los países por sus nombres oficiales. Por razones políticas o históricas, algunos han cambiado de nombres en los últimos años, como cuando la República Checa decidió convertirse
en Chequia o como cuando el pasado 1 de enero “Holanda” decidió que no quiere que en el extranjero se la llame “Holanda”, sino que siempre se use su nombre oficial: “Países Bajos”.
Máxima Zorreguieta es la reina de los Países Bajos, no la reina de Holanda, por muy común que sea el uso de ese término.
“Holanda”, geográficamente y hablando en propiedad, nunca se refirió a todo el país, sino a las provincias sureñas, las fronterizas con Bélgica y las costeras. El país del primer ministro Mark Rutte está dividido geográficamente en 12 provincias. Dos de ellas, Holanda Meridional y Holanda Septentrional, son las que albergan las mayores ciudades: Amsterdam, Rotterdam y La Haya, el núcleo económico y político del país.
Las otras diez provincias no son “holandesas”. Llamarlas así sería igual que llamar “patagónica” a Salta aunque las distancias sean mucho menores. Así, por ejemplo la ciudad de Utrecht, sede de una potente universidad y otro de los grandes polos del país, está en la provincia del mismo nombre, por lo que decir por ejemplo “la ciudad holandesa de Utrecht” es un error.
El rey Guillermo y la reina Máxima, en una imagen de septiembre pasado en La Haya, Países Bajos. Foto: DPA
Durante más de dos siglos, de 1588 a 1795, el territorio que ahora designamos como “Países Bajos” y coloquialmente como “Holanda” era una República de siete Estados. La mayor parte de ese período el país estuvo bajo el dominio español, en lo que se conoció como “Flandes español”.
En 1744 los españoles salieron del ahora “Países Bajos” tras varias derrotas militares pero en 1795 las tropas francesas se hicieron con el mismo hasta que en 1806 Napoleón Bonaparte decidió hacer rey de los “Países Bajos” a su hermano Louis. La derrota de Napoleón en Waterloo (Bélgica) devolvió la independencia al país, que mantuvo una monarquía que pasó a la Casa de los Orange, de la que desciende Guillermo, el marido de Máxima.
Esos años vieron un boom económico de las ciudades enclavadas en las regiones holandesas del país, por lo que en el extranjero se empezó a usar cada vez más el término “Holanda”.
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Países Bajos
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Infografía: Clarín
Además de un decreto para que todos los organismos públicos, tanto en el país como en el extranjero, dejaran de usar “Holanda” y pasaran a usar “Países Bajos”, el gobierno pagó 200.000 euros por el diseño del nuevo logotipo del país, una especie de tulipán (la flor más típica del país) de color naranja (el de su Casa Real) formado a partir de un estilizado dibujo de las letras N y L (Nederland).
Cuando se aprobó el cambio, la ministra de Comercio Exterior, Sigrid Kaag, dijo que el asunto también trataba su negociado: “Era hora de modernizarse. Un logotipo internacional claro es un punto positivo para las exportaciones y para atraer inversores y talento”.
Pero no se preocupe. Si le sigue saliendo “Holanda” en lugar de “Países Bajos” no está cometiendo ninguna incorrección. Los expertos consideran que se trata de una “sinécdoque particularizante”, una figura estilística para nombrar el uso de la parte para referirse al todo.
Bruselas, especial
CB
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