Mientras todo Estados Unidos, y gran parte del mundo, aguardaba con expectativas los resultados de las elecciones presidenciales, algunos miraban también hacia el Capitolio. El futuro del Congreso
de Estados Unidos también se jugaba en las urnas.
Los demócratas buscaban extender dos años más el control de la Cámara de Representantes, enfocados en la salud pública, su dominio en la recaudación de fondos y la indignación con el presidente Donald Trump en los suburbios.
Los republicanos trataban de derrotar a algunos de los 29 demócratas en distritos ganados por Trump en 2016, en su mayoría nuevos en la política, en lugares como Iowa, Oklahoma, Salt Lake City, áreas rurales de Nuevo México, el estado de Nueva York y Virginia.
Pero casi todos los representantes en distritos potencialmente vulnerables gastaron más en sus campañas que sus rivales republicanos, a menudo por amplios márgenes. Los demócratas además buscaban ganar escaños actualmente en manos republicanas alrededor de Atlanta, Cincinnati, Dallas, Houston e Indianápolis e incluso en bastiones republicanos como Little Rock, Arkansas, el oeste de Colorado y Alaska.
Además del próximo presidente de Estados Unidos. este martes se votó para la renovación del Congreso. Foto: EFE
Representantes de ambos partidos coincidieron en que los republicanos estaban mayormente a la defensiva y que serían afortunados si consiguen limitar las ganancias demócratas a un sólo dígito. Los demócratas controlan la cámara baja con 232 bancas, frente a 197 de los republicanos, con cinco escaños abiertos y uno independiente. Se requieren 218 escaños para la mayoría en la cámara.
“Los números del presidente han caído un poco en distritos que ganó por dobles dígitos, no está logrando ese nivel en algunos sitios y eso está creando una especie de lastre más abajo en las boletas”, explicó Liesl Hickey, estratega republicana, el día anterior a los comicios.
Si el demócrata Joe Biden vence a Trump y los demócratas ganan la mayoría en el Senado, el partido controlaría la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso apenas por segunda vez desde 1995. Tuvieron en sus manos la presidencia, el Senado y la Cámara de Representantes por última vez en 2009 y 2010, los primeros dos años de la presidencia de Barack Obama.
Una mayoría demócrata más grande haría más fácil para la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi conseguir la aprobación de prioridades del partido como expandir la cobertura de seguro médico y crear empleos con nuevos proyectos de infraestructura.
Luego de dos años como uno de los contrapuntos más efectivos a Trump en el partido, Pelosi, de 80 años, casi seguramente servirá dos años más al frente de la cámara baja.
Un puñado de progresistas de distritos demócratas seguros en Nueva York y otras partes del país tenían asegurado ganar sus elecciones, lo que prácticamente garantiza confrontaciones sobre cómo implementar una agenda liberal. Aún así, los moderados parecen ser más que los progresistas.
Fuente: AP
CB
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