Es que la industria del tabaco está revolucionada por el crecimiento de Tabacalera Sarandí, una pyme bonaerense del empresario argentino Otero, que en los últimos ocho años logró pasar del 5%
del mercado, a más del 30%, según estimaciones de especialistas, desplazando a las tradicionales empresas internacionales, gracias a que estaría subfacturando el precio de sus paquetes de cigarrillos ante la AFIP y a que consiguió medidas cautelares judiciales que le permiten pagar menos impuestos y vender sus productos mucho más baratos que sus competidores. Otero, además, acumuló un proverbial poder de lobby, que incluye una pata política, otra judicial y otra mediática.