Bajo presiones cruzadas, el Gobierno está terminando un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia para el sector de las telecomunicaciones con el objetivo de hacer viable desde el punto de vista regulatorio la fusión entre Telecom y Cablevisión, y para que esa operación no produzca un desequilibrio de tal magnitud que los otros dos grandes jugadores del mercado local, Telefónica y América Móvil, dejen de invertir o, peor aún, inicien demandas en tribunales internacionales.
El nudo de la nueva regulación se refiere a las condiciones para ofrecer cuádruple play en la Argentina, o sea proveer en un mismo paquete telefonía fija, telefonía móvil, internet y televisión paga. Se trata de un nuevo cambio tras los que ya introdujo el actual Gobierno con el decreto 267 que derogó la ley de medios a fines de 2015, y el 1340 de 2016 por el cual se abrió el camino para la fusión entre Telecom y Cablevisión.
Por esas normas, las telefónicas no pueden dar televisión satelital y a partir de enero próximo están habilitadas para ofrecer televisión por vínculo físico o radioeléctrico solo en el AMBA, Córdoba, Rosario y Santa Fe. Por eso uno de los primeros problemas es que Telecom al unirse con Cablevisión queda de hecho dando televisión por cable en todas las localidades a las que llega la empresa de los accionistas del Grupo Clarín.
Ese grupo empresario presiona para que a Telefónica y Claro se les permita dar televisión por cable en todo el país, pero porque en realidad estas dos empresas no tienen la infraestructura para hacerlo y necesitarían inversiones y tiempo para estar en igualdad de condiciones. Telefónica y la empresa del mexicano Carlos Slim, en cambio, quieren dar televisión satelital, (como ya lo están haciendo en otros países de América latina) , y que no haya limitaciones geográficas, salvo el de las localidades de menos de 80.000 habitantes que están atendidas por cooperativas y pymes (punto en el que no habría discusión).
Se cree que para algunos negociadores del Gobierno, como el secretario de Tecnologías de la Información y la Comunicación, Héctor Huici, sería aceptable que los tres jugadores puedan dar los cuatro servicios con todas las tecnologías disponibles en todo el país, incluyendo la televisión satelital, pero esta idea todavía suscita el rechazo del Grupo Clarín que insiste en que Telefónica quiere apropiarse con parte del mercado de la televisión paga sin haber invertido. Por otra parte, se abriría un escenario de tres grandes jugadores que amenazaría a las medianas empresas que dan TV por cable como Telecentro, y el reparto del mercado cerraría la posibilidad de que surjan otros operadores en el futuro.
El nuevo DNU en preparación tiene que resolver sobre otros aspectos no menos controvertidos:
Telecom y Cablevisión tienen disponibles 240 Mhz de bandas del espectro radioeléctrico (sumando las de Nextel y Personal), mientras las normas vigentes establecen un límite de 140. Estas compañías pretenden que el límite suba a 180 para todos, mientras Telefónica insistiría en que la empresa a fusionarse devuelva las frecuencias que tiene en exceso y que se defina a posteriori cómo se las adjudica.
Cuando se fusionen, Telecom y Cablevisión sumarán casi el 60% del mercado de internet (con Arnet y Fibertel), y en algunas localidades como Córdoba llegarán al 95%. Pero sostendrían que es un problema que se tiene que resolver a través de la competencia, y no fijarse un límite a la participación que cada jugador puede tener en el mercado.
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