“UN AGENTE GENOTÓXICO ES UNA SUSTANCIA QUE PUEDE INTERACTUAR CON EL MATERIAL GENÉTICO (ADN) DE LOS ORGANISMOS CAUSÁNDOLE ALTERACIONES/DAÑO/RUPTURAS”, EXPLICA EL INFORME, FECHADO EL 30 DE ENERO PASADO
El trabajo realizado por la doctora en Ciencias Biológicas, Delia Aiassa, arrojó que los seis niños analizados poseen arriba del doble de genotoxicidad en sus células, respecto de los valores habituales. La bibliografía citada en el informe, vincula esta contaminación, que puede derivar en alteraciones, daño y rupturas, a la exposición a agroquímicos.
“Un agente genotóxico es una sustancia que puede interactuar con el material genético (ADN) de los organismos causándole alteraciones/daño/rupturas”, explica el informe, fechado el 30 de enero pasado y entregado a las familias de los niños y el grupo de Vecinos Autoconvocados de Dique Chico, que viene trabajando hace tiempo para que una regulación local, limite el uso de agroquímicos.
El informe aclara que “la muestra analizada pertenece a niños con buen estado de salud general y con exposición ambiental crónica a través de la inhalación, a sustancias químicas utilizadas en la producción de alimentos” y que “el aumento observado en la frecuencia de Micronúcleos de los niños de Dique Chico analizados no puede ser explicado por la influencia de otros factores demográficos o ambientales (relatados en la historia clínica ambiental), sino por la exposición ambiental prolongada a pulverizaciones con sustancias químicas en los campos aledaños a las viviendas y/o institución educativa a la que concurren”.
Ante esto, Aiassa recomienda en el informe: “Interrumpir la exposición potencial al riesgo en las cercanías de las viviendas y de la institución educativa de la localidad mientras tanto se obtengan más datos y se definan acciones que protejan la salud de las personas (en especial de los niños) y del medio ambiente en el que ellas viven” y “controlar las fuentes de los contaminantes, con el principal objetivo de la disminución, alejamiento o, de manera ideal, la eliminación de la exposición”.
Además, se sugiere “establecer un programa de monitoreo que incluya a los demás niños de la población con un seguimiento a través de biomarcadores, como frecuencia de micronúcleos, para determinar la persistencia, o no, de los indicadores biológicos de daño celular en un período de, al menos, un año, con dos muestreos en ausencia de los contaminantes que se relatan en la historia clínica ambiental”.
UNA SEÑAL DE ALERTA
“La idea del estudio de estos chicos surge como posibilidad de mostrarle a la Justicia y a la sociedad cuál es la realidad del impacto en la salud que tienen las aplicaciones con agroquímicos”, explicó Esteban José, en diálogo con la Radio Tortuga 102.7, haciendo referencia a un debate actual en la localidad, que se materializó en 2017 en una Resolución que restringe las fumigaciones a menos de mil metros de las viviendas y la escuela Bernardo de Monteagudo de Bajo Chico.
“No fue sorpresivo pero sí bastante angustiante ver los resultados de las alteraciones genéticas, que están muy por encima del doble del valor medio; tanto la médica que hizo los estudios como las familias, quedamos azorados y con mucha inquietud, viendo qué podemos hacer para que tome conciencia la sociedad”, apuntó Esteban José.
La profesional les explicó a los vecinos que el cuerpo tiende a recuperar esas células contaminadas a través de un proceso de autoinmunización, de autocuración, pero que si se lo sigue exponiendo a los agentes tóxicos, esa reparación no se concreta. Esteban José advirtió que “estos resultados son un alerta para decir que si hoy frenamos las fumigaciones, esto va a dejar de avanzar y el cuerpo va a poder recuperarlo; pero que si no lo hacemos, el camino es sólo de ida”.