Dos semanas atrás, Gran Bretaña estaba sin cuarentena y con la economía como prioridad hasta que el coronavirus comenzó a devastarlos. Así renació ese espíritu
británico de la Segunda Guerra Mundial, que los organiza, los inspira y los une. Un gigantesco centro de conferencias en el este de Londres, donde se lanzó la cumbre del G20 en plena crisis financiera del 2008, se transformó en 48 horas en un hospital especialista en COVID 19, llamado NHS Nightingale, un homenaje a la legendaria Florence, enfermera de la guerra de Crimea.
Cuatro mil camas, alineadas en boxes, para tratar los casos más severos, en el área que los alemanes destrozaron a bombazos en la Segunda Guerra Mundial.
Nada es como en el 2008, cuando los líderes del mundo buscaban salvar al mundo del default y 2000 periodistas escribían bajo su techo en todos los idiomas. El Café Costa de entonces es la farmacia. La sala de traducciones, los boxes de cada canal de televisión han desaparecido para ser sala de enfermeras, de médicos, laboratorios. Cada área se ha vuelto irreconocible con nuevas designaciones.
Una nube de obreros, carpinteros, armadores de camas, plomeros, trabajan día y noche para que esté listo. Voluntarios por todas partes reciben órdenes: el servicio de salud obtuvo 750.000 voluntarios en 48 horas para ayudar.
Los soldados mandan y organizan. Los camiones llegan cargados de respiradores y maquinarias para salvar vidas. Los plomeros, asistidos por indicaciones de los médicos anestesistas, están construyendo una línea de proveedores de oxígeno de casi dos kilómetros de largo. Los camilleros instalarán camas blancas nuevas, en cada uno de los boxes.
El hospital avanza a “manu militari” y con espíritu de cuerpo. Un equipo, que parece una línea de producción súper coordinada y unida. Los primeros casos de emergencia serían trasladados a los hospitales locales. Cuando se agravan, son derivados a Nightingale.
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Este movimiento de pacientes, personal, recursos va a ser coordinado por un grupo de managers desde el centro de Londres.
El doctor Alan McGlennan, el director médico del Nightingale Hospital, explicó a la prensa cómo funcionaba.
“Nosotros estamos en un establecimiento del servicio de salud (NHS) dentro de Londres y los recursos son entonces de Londres”, dijo McGlennan. “Queremos reordenar desde el centro para desplazar mejor a todo nuestro personal y nuestros recursos”, agregó.
Ambulancias y trabajadores médicos en el estacionamiento del centro de convenciones Excel, en Londres, convertido de urgencia en un gigantesco hospital para tratar enfermos de coronavirus. /AFP
Este enorme espacio va a permitir recibir equipamiento, personal y luego los pacientes, a una escala y un tiempo, con los mismos estándares que otro hospital del NHS.
Los pacientes con otras enfermedades, que no tienen el virus, no van a ser tratados en estas instalaciones. Nightingale es un hospital dedicado solo al coronavirus, con los militares británicos ayudando en la primera línea a construirlo porque tienen la infraestructura, los ingenieros, las maquinarias, los transportes y el personal para hacerlo.
Son las novias y los novios que planeaban el National Wedding Show los que han debido cambiar de planes. Se iba a realizar en el London Excel, como se llamaba este salón de conferencias antes de pasar a ser un hospital, en una ceremonia masiva.
Un desafio logístico, operativo, de ingeniería ha dado como resultante este hospital. El reino en su excelencia en tiempos de adversidad, una vieja y repetida historia para el pueblo británico durante los “Blitz”, que se reitera en esta guerra bacteriológica sanitaria, que los abruma y los une. La experiencia militar es fundamental en su organización.
Carpinteros y albañiles trabajan sin pausa, este martes, para dejar todo listo en el hospital Nightingale, que atenderá a pacientes con Covid-19, en Londres. /REUTERS
Como Winston Churchill en la Segunda Guerra, “sangre, sudor y lágrimas” en una batalla que recién comienza. “Antes de lo mejor, lo peor está por llegar”, anunció el primer ministro Boris Johnson, confinado con su coronavirus en 11 Downing St. pero conduciendo la crisis.
Desde Kosovo, Afganistán, Siria, los militares británicos han traído su experiencia para desplegar su logística, organización, maquinarias, técnicos, ingenieros y médicos en la guerra sanitaria sin antecedentes.
“La gente está hablando de una batalla. No vemos al enemigo. Es una batalla. La idea es ir adelante del enemigo. En este caso tenemos que adelantarnos al virus”, dijo el coronel Ashleigh Boreham. ”El NHS ha sido absolutamente fantástico. Lo apoyamos consiguiendo este extraordinario hospital ayudando a pensar las cosas hacia adelante”, explicó el militar.
Respiradores e insumos médicos, listos para usar en el enorme hospital Nightingale, en Londres, que atenderá a 4.000 pacientes con coronavirus. /REUTERS
El centro de conferencias ExCelLondon ayudó a salvar al mundo en el 2008 en la crisis económica. Desde el entonces presidente estadounidense Barack Obama al primer ministro británico Gordon Brown, todos los grandes líderes discutieron allí una solución global. Hoy este enorme hangar volverá a salvar a los enfermos graves del coronavirus.
Londres, corresponsal
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