Al inicio de una semana con definiciones en el caso Facundo Astudillo Castro (22), la defensa cree haber aportado otro elemento de peso a su hipótesis de que al chico lo
desaparecieron. Es una nueva marcación que el perro Yatel, del adiestrador Marcos Herrero, realizó, esta vez, en el destacamento de Teniente Origone de la Policía bonaerense, allanado el viernes por la tarde.
A la señal oral de “busque”, dada por su entrenador, el animal ingresó a un sector de habitaciones, ubicado en los fondos de la sede policial. Ladró unas 10 veces, antes de salir del recinto con una bolsa transparente entre sus dientes. La depositó frente a quienes miraban la escena y continuó ladrando.
Para su adiestrador, con lo visto hasta allí, era suficiente para concluir que Yatel, el ovejero alemán que entrena, había “marcado presencia de Facundo” en el sitio, un ex sector de calabozos ahora usado como depósito. “La pericia se repitió en un lugar distinto y el can reaccionó del mismo modo”, afirmó.
Pero lo más relevante surgiría de uno de los elementos encontrados en el interior de la bolsa. Junto a un paquete de cigarrillos en estado de descomposición había un recipiente de color verde, también bastante dañado. Pero no lo suficiente para ser considerado por Herrero como un “elemento único y específico” de pertenencia a Facundo.
Marcos Herrero y su perro Yatel, el perro que busca rastros de Facundo Astudillo Castro.
El perito de parte propuesto por la familia del chico comentó a Clarín que luego de la doble pericia con Yatel, se le permitió a la mamá del chico observar, con uno de sus abogados, el segundo de los elementos retirados de la bolsa. Y Cristina Castro (42) no tuvo dudas en reconocerlo.
“Lo identificó como un souvenir que le había regalado la mamá, la abuela de sus hijos, a Facundo como recuerdo”, aseguró Herrero. El perito lo describió como una fruta, del tamaño de un huevo, que tenía en su interior una mariquita de Dios con un mensaje para el chico. Un regalo similar le habría hecho la mujer, ya fallecida, a los dos hermanos de Facundo.
Según pudo saber este diario, después de la diligencia, el mismo souvenir fue buscado en la casa de César Castro, abuelo de Facundo, y no pudo ser encontrado. El hombre confirmó que el joven se había llevado algunos elementos de allí, antes de irse a dedo hacia Bahía Blanca el 30 de abril.
Cristina Castro, mamá del joven. Foto Pablo Presti.
“A mi entender, más allá de que el trabajo del perro se trata de un recurso más, es un elemento contundente el que se ha hallado. Es como si se hubiese encontrado el teléfono del chico”, graficó Herrero. Aseguró que Yatel está en condiciones de detectar “esencia humana, a través del olor”.
El miércoles 22 de julio, el mismo perro, que actúa luego de olfatear un cuellito de lana que utilizaba el joven, había marcado “esencia odorífera” de Facundo en un móvil policial. Fue al subir y bajar reiteradamente del patrullero 22.788 del mismo destacamento de Origone, asignado al oficial Alberto González.
Es el agente que declaró que, alrededor de las 15 del 30 de abril, interceptó al chico, a la altura del kilómetro 750 de la ruta 3. Luego de requisar su mochila y tomar una foto de su carné de conductor, dijo que lo dejó seguir viaje a Bahía Blanca y observó que subía a una camioneta Renault Duster Oroch.
Durante el rastreo realizado en la sede bahiense de la Policía Federal, Yatel “enloqueció” con ese auto, según su adiestrador. Después de morder y romper el cobertor, se pudo dar con una mancha, compatible con sangre, dijo Herrero.
“Facundo estuvo en ese móvil”, concluyó el perito en base a las reacciones que demostró su perro. Sin embargo, para la fiscalía, con esa pericia “no se arribó a conclusiones que permitan orientar la pesquisa”, según un comunicado difundido la semana pasada por la fiscalía.
Mencionó que mientras los canes oficiales que analizaron el mismo auto no detectaron rastros relevantes, “el ofrecido por la parte habría “marcado” algunos que son sujetos a análisis y confrontados con las diligencias periciales en curso”. Sobre el rastreo realizado el último viernes en Teniente Origone aún no hubo comentarios.
De esta última diligencia judicial también participaron los perros K9 de la Policía Federal y del cuerpo de bomberos voluntarios de Punta Alta. Pero como en el caso de los patrulleros, no detectaron ningún elemento de interés para la causa, antes de que entrara en acción Yatel.
Herrero, que participó en los casos de las desapariciones de Araceli Fulles, Micaela Ortega y Santiago Maldonado, se instaló hace más de diez días en la zona para participar de los operativos que disponga la fiscalía 1 de Bahía Blanca, a cargo, interinamente, de Santiago Ulpiano Martínez.
Sin embargo, no intervino en los rastrillajes que efectivos de fuerzas federales realizaron el fin de semana anterior en una zona ubicada entre los distritos de Villarino y Bahía Blanca. La querella los objetó por considerar que seguían una pista falsa, de una testigo que, bajo identidad reservada, dijo haber llevado a un chico en la ruta 3 y dejado antes de la barrera sanitaria del kilometro 714.
La semana pasada la fiscalía informó de un allanamiento previo realizado al destacamento de Teniente Origone, de donde se secuestró el libro de guardias y novedades para verificar si tenía alteraciones. También se incautó un teléfono Samsung, que era utilizado a diario por los efectivos policiales asignados a esa dependencia.
En un comunicado, la fiscalía informó que había solicitado a la División de Apoyo Tecnológico de la Policía Federal que practicara estudios periciales al aparato e información sobre su contenido a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación (DaJuVeCo).
Respecto del destacamento de Origone, el ministerio de Seguridad ya envió a la fiscalía un reporte sobre los móviles policiales vinculados a ese puesto, el personal que prestaba servicio y los equipos trunking que tenían asignados el 30 de abril, día de la desaparición de Facundo. También aclaró que no todos los móviles eran monitoreados por el Sistema de Localización Automática Vehicular (AVL), del organismo.
La cartera que conduce Sergio Berni informó que existían patrulleros identificables municipales con dispositivos AVL, que eran monitoreados desde otro usuario al que no poseían acceso y que esos móviles no figuraban en el listado de la Flota Automotriz Ministerial. Martínez también requirió el geoposicionamiento de los aparatos y los registros de modulaciones de radios, de ese día, entre las 13 y las 17.
EMJ
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