
Denunció que abusaron de ella en una fiesta clandestina y el acusado está prófugo
Con el requerimiento de la fiscal Verónica Zamboni al juez de Garantías David Mancinelli para que eleve el caso a juicio, comienza una etapa definitoria en esta terrible historia iniciada el 18 de enero.
Las imputaciones que enfrentan Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli, son por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía en la persona de Fernando Báez Sosa y por el concurso premeditado de dos o más personas, a la que corresponde la pena de prisión perpetua, aunque también cabe incluir las acusaciones de lesiones leves por los golpes dados a los cinco amigos del joven muerto a golpes la madrugada del sábado 18 de enero en Villa Gesell. Con el pedido de la fiscal Verónica Zamboni al juez de Garantías David Mancinelli para que eleve el caso a juicio, se termina la etapa investigativa.
Zamboni, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Villa Gesell, procedió también al pedido de sobreseimiento de Juan Guarino y Alejo Milanesi, que no pudieron ser ubicados en la trama del hecho ni acusados como encubridores. Tomás Colazzo, el “rugbier número 11”, tampoco fue imputado.
Fernando Báez Sosa estaba por cumplir 19 años, fue asesinado a golpes de puños y patadas al ser atacado cerca de las 4.40 del pasado 18 de enero, por un grupo de jóvenes frente al boliche “Le Brique” , ubicado en pleno centro de Villa Gesell (Avenida 3, entre Paseo 102 y Avenida Buenos Aires).
En cuanto a la situación de Pablo Ventura no hay nada para involucrarlo. Ventura, de 21 años, amante del remo y oriundo de Zárate, igual que los asesinos, fue acusado sin ningún argumento por quienes le quitaron la vida cobardemente a Fernando. Un misterio que puede que la elevación a juicio permita develar: ¿quién de los rugbiers lo implicó falsamente?
Fernando Báez Sosa estaba por cumplir 19 años, fue asesinado a golpes de puños y patadas al ser atacado cerca de las 4.40 del pasado 18 de enero, por un grupo de jóvenes frente al boliche “Le Brique” , ubicado en pleno centro de Villa Gesell (Avenida 3, entre Paseo 102 y Avenida Buenos Aires).
La misma fiscal fue la encargada de detallar el plan asesino en su requerimiento de juicio. Estableciendo “una división de roles para atacar a traición”. Dice Zamboni, “los primeros cinco sujetos activos (Ciro Pertossi, de 20 años de edad; Enzo Comelli y Máximo Thomsen, también de 20 años; Matías Benicelli, 21 años, y Blas Cinalli, de 19), previo acordar interceptar a la víctima y golpearla con el fin de darle muerte, en la vereda ubicada frente al lugar bailable Le Brique, abordan por detrás a Fernando Báez, aprovechándose de que el mismo estaba de espaldas e indefenso y de ésta manera actuando sobre seguro, en virtud de la superioridad numérica y física, lo rodean, se abalanzan sobre él y comienzan a propinarle golpes de puño en su rostro y cuerpo, tanto a él como a sus amigos, producto de lo cual, Fernando cae al suelo arrodillado y luego inconsciente -cumpliendo de ése modo con el plan premeditado, dividiéndose las tareas previamente pactadas”.
La fiscal Verónica Zamboni estableció “una división de roles para atacar a traición” a Fernando Baéz Sosa, que terminó falleciendo por un shock neurogénico, debido a un traumatismo grave de cráneo
Los golpes, sigue la fiscal “provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”. En cuanto a Ayrton Michael Viollaz (21 años), Lucas Fidel Pertossi (21 años) y Luciano Pertossi (19 años), manifiesta “los tres sujetos restantes –, previo acuerdo y distribución de tareas con los otros sujetos activos, también participaron premeditadamente de la agresión con el fin de dar muerte a la víctima, posibilitando fundamentalmente la comisión del hecho, ya que rodearon tanto a Fernando Báez Sosa como a los amigos que estaban junto a él, impidiendo de ésa forma que éste pudiese defenderse por sí solo e incluso recibir defensa por parte de sus amigos y/o terceros”.
Aquel 18 de enero el único “crimen” de Fernando fue salir en defensa de un amigo que dentro del boliche volcó, sin querer, parte del contenido de un trago sobre la camisa de uno de los rugbiers. A partir de ahí el desenfreno, la agresión y la intervención del personal de seguridad del local bailable que sacó a la fuerza a los jóvenes jugadores del Club Náutico Arsenal de Zárate (suspendidos de sus derechos como socios el 20 de enero) y al agredido amigo de Báez Sosa.
Según el relato de testigos, Báez Sosa y sus amigos estaban sentados en la vereda de enfrente al boliche, mientras comían un helado, cuando la víctima recibió un nuevo ataque por la espalda por parte de uno de los rugbiers, lo que desencadenó la pelea que terminó con la vida del estudiante de abogacía.
A mediados de julio el Laboratorio Scopométrico de la Policía Federal entregó el resultado de una pericia que permitió establecer que la zapatilla de Máximo Thomsen fue la que marcó de manera mortal la cara de Fernando.
En varias filmaciones hechas por testigos quedó registrado cómo Fernando estaba inerte sobre la vereda y varios muchachos continuaban con los golpes y las patadas en la cabeza.
Horas más tarde, los rugbiers fueron apresados en Gesell y en Zárate era detenido Pablo Ventura, mencionado falsamente por uno de los agresores de Báez Sosa.
Guarino y Milanesi, no estuvieron presentes en esta secuencia. Fueron vistos en el boliche, antes y después del crimen con los imputados, pero la imputación no se sostuvo. Tras haber pasado semanas en celdas policiales y en el penal de Dolores, Guarino y Milanesi regresaron a sus casas el 19 de febrero, mientras sus compañeroseran trasladados a la Alcaldía N°3 de Melchor Romero para vivir separados de la población de presos y compartir un celular entre todos.
A mediados de julio el Laboratorio Scopométrico de la Policía Federal entregó el resultado de una pericia que permitió establecer que la zapatilla de Maximo Thomsen fue la que marcó de manera mortal la cara de Fernando.
Ahora, el juez Mancinelli deberá consultar a los imputados por la posibilidad de un juicio por jurados o con un tribunal de tres jueces. En el caso de un juicio oral, la acusación estará a cargo del fiscal Juan Manuel Dávila.
Con respecto al sobreseimiento de Guarino y MIlanesi, el juez Mancinelli podrá validar o rechazar los planteos de la fiscal Zamboni. Una decisión que, dicho se paso, puede ser apelada por los particulares damnificados en la causa, o sea los padres de Báez Sosa, y el fiscal general de la jurisdicción, Diego Escoda.
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