El documental “Realidad Transformable” se está presentando en distintos puntos del país. Trata sobre dos historias de inclusión social que se entrecruzan.
Por un lado, la de Fabiola Soria, dirigenta boxística de la ciudad de Tartagal, en Salta, donde conduce la Fundación Narices Chatas y trabaja con el reciclaje en la inclusión social de sus vecinos y las comunidades Wichí y Guaraní.
Por otro lado, la de Mariano Oberlin, un cura de un barrio urbano de la Ciudad de Córdoba. Su padre fue secuestrado y asesinado por los militares un año antes del golpe de Estado de 1976. Trabaja con jóvenes que padecen consumos problemáticos. El religioso permanece con custodia policial porque recibió muchas amenazas de los narcotraficantes de la zona por la lucha que encabeza.
Fabián Saieg es el director de Fundación Ecoinclusión. Viajó por distintas provincias del país buscando historias de personas que a través de trabajos comunitarios transforman la realidad social de los más desfavorecidos. Visitó las organizaciones y a personas que llevan adelante proyectos de transformación de plástico. Allí descubrió que detrás de esas organizaciones hay grandes líderes y lideresas sociales.
Observó que Fabiola y Mariano tienen historias de vida inspiradoras y superadoras. Con la labor que realizan resuelven los problemas de los vecinos, especialmente los ambientales. Ejemplos a seguir para luchar contra la desigualdad de oportunidades, la falta de recursos y el cambio climático.
Boxeo, una herramienta superlativa
Fabiola Soria es una reconocida dirigenta boxística en Salta. Allí, donde los sueños de las personas están en tinieblas y sobreabunda la nostalgia. Pero la mujer -de la Fundación Narices Chatas de la ciudad de Tartagal- les muestra el camino de la luz y les brinda herramientas para salir adelante.
“Sabemos que el mundo del boxeo es muy machista, porque históricamente fue dirigido por hombres. Por eso, con mi llegada como comandanta boxística se generó una revolución. Conozco algunos dirigentes que no quieren armar torneos conmigo porque tienen muchos prejuicios”, aseguró.
Es conocida como “La Don King” del boxeo: “He entrenado a un changuito que llegó a Japón a disputar una pelea por el título mundial. Yo lo acompañé, finalmente perdió contra el japonés, pero lo importante es que llegamos a esa instancia. Fue la única pelea de esta magnitud que no fue televisada, porque el boxeador era representado por una mujer”.
La dirigenta boxística continuó: “En mi pueblo siempre lucho contra la desigualdad de oportunidades, la pobreza extrema, la realidad social que viven las comunidades Wichi y Guaraní. Hurgueteamos los grandes basurales con las y los changuitos, juntamos las botellas de plástico y las convertimos en ladrillo plástico”.
“Acá en Tartagal la vida siempre es triste, no hay posibilidad de nada, por eso nos dedicamos a transformar las vidas de la gente, para que puedan cumplir sus sueños. Para nosotros el Estado se retiró de este lugar en 1994, con la privatización de la empresa YPF, dejando a gran parte de la población sin trabajo, desde ese entonces hasta la fecha está ausente”, reconstruyó Fabiola.
Y añadió: “Entonces, con el reciclaje generamos trabajo para los vecinos, hacemos ladrillos de plástico, luego construimos baños y viviendas para quienes no tienen nada. La vida en este lugar es muy sufrida, por eso nosotros los impulsamos, les brindamos las herramientas y les enseñamos a luchar en la vida y en el ring. Así, hemos logrado transformar las vidas de muchas changuitas y changuitos de aquí”.
La lucha contra el narcotráfico
El sacerdote Mariano Oberlin vive en el barrio Müller, uno de los denominados «zona roja» de la Ciudad de Córdoba, la problemática en este territorio es el consumo problemático de la droga y el narcotráfico: “Sé lo que es luchar por los otros, porque desde muy chico perdí a mi padre, fue secuestrado y asesinado por los militares durante la noche del 7 al 8 de enero de 1975”.
Su papá fue llevado al Campo de la Ribera, un ex centro de detenciones clandestinas que funcionó durante la última dictadura militar: «Hoy es un espacio de la memoria. Casualmente queda a unas cuadras de mi Fundación Moviendo Montañas, donde tengo muchos emprendimientos laborales para que los pibes puedan salir adelante”.
Uno de los proyectos del Padre Oberlin que llamó mucho la atención del director Saieg fue el del reciclado de plástico, donde utilizan materiales y cosas que la sociedad descarta. Lo que los demás consideran basura y otros lo reutilizan: “A mí me tocó luchar para sacar a los pibes de la calle y las drogas. Lo hago conectándolos con la belleza de la naturaleza y enseñándoles el valor de la vida. También les inculco la cultura del trabajo y les enseño su vinculación con lo ambiental y sustentable”.
Sin embargo, “todo mi trabajo se vio afectado cuando dos jóvenes intentaron robarme y uno fue asesinado por un policía. Este episodio hizo que me desanime y me sienta sin ganas de seguir viviendo, estuve a punto de abandonar mi parroquia y el trabajo social que vengo realizando hace más de trece años junto a muchas personas y organizaciones sociales. Pero, con la ayuda de Dios pude superarlo y seguir adelante”.
El Padre Oberlin tiene custodia policial por las reiteradas amenazas que recibió de los narcotraficantes por la lucha que lleva adelante contra los consumos problemáticos de drogas. Mientras se encontraba cortando el pasto en el frente de su parroquia, dos jóvenes intentaron asaltarlo con un arma, en ese momento intercede el policía que custodiaba el lugar y los pibes corrieron. El uniformado disparó. Fue un episodio que destrozó la vida del religioso y le dejó una marca.
“En ese momento pensé que me mataban, pero yo estaba preparado, porque confío plenamente en Dios. Por eso, en ese momento me dije a mi mismo ‘bueno, hasta acá llegué, voy a encontrarme con mi padre y a reencontrarme con mi madre, a quién tanto extraño’”, recordó el Padre Oberlin, con mucha tristeza.
El documental “Realidad Transformable” recopila estas dos historias maravillosas y se está presentando en distintos puntos del país. Podés ver el material completo en este link.
Fuente Tiempo Argentino
