Mariana González trabaja en un barrial hace años. Ahí recibe “la vida como viene”, tal como le pedía el Papa Francisco a sus pastores y misioneros. Este domingo 18 de mayo, millones de porteños la verán como integrante de la lista liderada por Leandro Santoro, donde figura en el cuarto lugar, con altísimas chances de ingresar a la Legislatura. En esta entrevista con Tiempo cuenta su vida, sus luchas y sus propuestas para una ciudad rica y desigual.
-¿Cómo empezaste tu militancia política y social? ¿Qué fue lo que te motivó?
-Mi militancia arranca allá por el 2012, cuando mis hijos pasaban por una situación de consumo problemático de drogas. Busqué ayuda y no la encontré. Me cruzaba solo con comunidades terapéuticas, que eran muy caras; yo no podía acceder porque no me alcanzaba. El dinero que ganaba solo alcanzaba para comer y mantener a mis hijos. Trabajaba como empleada doméstica y, de noche, vendía cosas. La pasé muy mal hasta que llegué a una casa convivencial de Vientos de Libertad (MTE) y me di cuenta de que no era un problema individual, sino colectivo. A partir de ahí empecé a militar y a sumarme a la lucha por sacar a nuestros pibes de la droga, a estar en movilizaciones, a acampar frente al SEDRONAR, a pedir y exigir al Estado más recursos para que haya más lugares donde no se cobre un tratamiento. Tuvimos la posibilidad, en ese momento, de abrir un centro barrial en Once, que es una casa de día donde hay talleres, comedor y un lugar para que se puedan bañar. Ahí también empecé a trabajar con los pibes en situación de calle.

-¿Cuál es tu lugar cotidiano de militancia? ¿La situación de campaña modificó algo de eso?
-Tengo varios lugares cotidianos de militancia. Me gusta mucho llegar a un comedor y abrazar a las compañeras. He estado mucho tiempo en esos lugares donde uno cocina y hay algo más allá de esa olla: es el vínculo que se establece con las personas que se acercan a buscar un plato de comida o una vianda. No es fácil ir a un comedor; yo, por mi historia personal, lo he vivido y desde ese lugar sé que hay un montón de compañeras que le ponen mucho amor a la tarea. Entonces, cada vez que llego a una cocina me gusta remangarme y dar una mano.
También mis lugares de militancia, obviamente, son los centros barriales: llegar y abrazar a los pibes, a las pibas, a las personas en situación de calle. Es un lugar muy cómodo para mí, donde doy esos abrazos que en algún momento pedí o quise, y fue mi deseo que cuando mis hijos estaban mal encontraran lugares donde los abrazaran y contuvieran. Eso es lo que me lleva todos los días a pensar que solo el amor puede salvarnos en esta sociedad de prejuicios, donde muchos intentan todo el tiempo instalar más odio e individualismo. Y sí, la situación de campaña modificó algo de la militancia territorial, pero también le vino a poner voz. En todas las actividades hablo de la exclusión, de dónde vengo, de los pibes en situación de calle, de las personas que sufren día a día. Ahora puedo poner todo en palabras, puedo hablarlo, puedo comunicarlo en muchos lugares.
Los excluidos en la ciudad más rica del país
-¿Cuál es tu visión sobre el trato a los excluidos actualmente en la ciudad?
-El trato a los excluidos en la ciudad es muy violento, con una crueldad que no tiene nombre. Negarles la posibilidad de trabajo a los vendedores ambulantes, a los manteros, sacándoles la mercadería, rompiéndosela, la verdad es que es de mucho odio. También lo hacen con los cartoneros, que cada vez tienen menos sueldo porque en las cooperativas no se puede sumar más gente. Hay una crisis social donde cada vez hay más cartoneros independientes recorriendo la ciudad para hacer unos pesos y comer, y que les saquen sus herramientas de trabajo es terrible. Que saquen del lugar donde duermen a las personas en situación de calle, que les tiren las cosas, los violenten, los lleven muchas veces detenidos, la verdad es que son cosas que reflejan odio, odio a un sector. No les gusta ver pobres en la ciudad y no hay una decisión política que los haga pensar en mejorar sus condiciones de trabajo; la respuesta es violencia y ocultamiento. En un momento Jorge Macri mostraba la limpieza en la ciudad: un banco donde dormía una persona, y después una foto donde ya la persona no estaba. Bueno, eso es lo que ellos vienen a hacer, a querer desaparecer, a limpiar las calles de personas pobres. No les gusta ver pobres en la ciudad; eso refleja las políticas de odio y crueldad que vienen ejerciendo hace mucho tiempo.

-¿Qué propuestas llevarías como legisladora?
-Muchas de las propuestas que vamos a llevar a la legislatura tienen que ver con que las personas no vivan en la calle, pero que a la vez encuentren lugares donde las alojen, poniéndolas en el centro, como protagonistas, y pensando a partir de ahí las políticas públicas para acompañarlas efectivamente. Y así con todos los trabajadores: reconocimiento al trabajo y a la posibilidad de que la ciudad más rica del país les dé esa oportunidad de trabajar y vivir en la ciudad, porque hoy por hoy es inaccesible poder alquilar para muchos de los que trabajan acá.
Fuente Tiempo Argentino