Se presume que será un discurso histórico, por el contexto en el que se produce y el hecho de que será la última vez que se dirija al pleno del Parlamento. Balance de gestión, anuncios económicos y apoyo de miles de militantes.
La presidenta sabe que hoy pronunciará el discurso que más expectativa ha generado en los últimos cuatro años. Este año, la apertura de las sesiones ordinarias se convertirá en el balance de los logros del Frente para la Victoria y el reconocimiento de los desafíos que restan en el corto plazo.
Al mismo tiempo, según consignó Tiempo Argentino, la intervención de Cristina tendrá un innegable aire de despedida porque será su última exposición ante el pleno de diputados y senadores (la próxima vez que se reúna la Asamblea Legislativa será para que la mandataria le traspase el mando a su sucesor). Además, las palabras de la jefa de Estado se escucharán en el marco de la más dura campaña de acusaciones –una embestida de sectores del Poder Judicial, plagada de episodios extraños y operaciones que luego son desmentidas– que haya padecido el kirchnerismo desde que es gobierno. Por todo eso, el silencio que hoy precederá al pronunciamiento de CFK estará cargado de hipótesis y preguntas hechas en silencio.
La batería de anuncios que podría conocerse hoy, posibilidad que muchos funcionarios y dirigentes del kirchnerismo dan como un hecho, estará también vinculada al escenario global.
La presidenta sabe, también, que está ante una gran posibilidad, porque el reciente fallo del juez federal Daniel Rafecas desacreditó con solidez todas las imputaciones sobre las que se había montado la oposición, sobre el (imaginario) plan criminal para encubrir a los iraníes imputados por la voladura de la AMIA.
Rafecas incluso sorprendió a propios y extraños al revelar que el fallecido fiscal Alberto Nisman, en paralelo con la denuncia por encubrimiento que sacudió el escenario político, había escrito y firmado dos documentos en los que elogiaba los pasos dados por la Casa Rosada en respaldo a la investigación del atentado. El accionar de Nisman, queda claro, ha sido extraño. Su muerte en circunstancias dudosas es investigada por la fiscal Viviana Fein. Pero que ningún jurista de primer nivel se anime a defender la imputación original de Nisman sigue siendo un hecho sugestivo.
Los hechos recientes, la ola de acusaciones que causó un daño innegable en las relaciones diplomáticas de la Argentina, convirtieron a la sesión de hoy en el Congreso en una jornada sensible. Los dichos y la conducta de ciertos dirigentes opositores –amenazas de retirarse en masa del recinto, advertencias de mal gusto de que alguien los podría matar– alimentaron las prevenciones. Por todo eso, la jefa de Estado ordenó que se cuide el protocolo como nunca y que los balcones, los pasillos y las galerías del Parlamento no haya barras de militantes ni nadie ajeno a la ceremonia. Con este contexto como telón de fondo, la jefa de Estado tendrá ante sí un dilema: si contestar punto por punto las conjeturas tremendas que llegaron a escucharse en las últimas semanas, lo que implicaría permanecer dentro de la agenda que monopolizó el verano desde el 14 de enero, o –tras la fortaleza jurídica del fallo del juez Rafecas– hacer una reflexión profunda sobre el episodio para luego concentrarse en las prioridades económicas.
Ayer, en la víspera de su último discurso ante la Asamblea Legislativa (al menos de este mandato), Cristina recibió en la quinta de Olivos a allegados de confianza. En las conversaciones primaba la idea de relanzar el gobierno, con una fuerte impronta de gestión, y convocar a la unidad nacional para defender los logros de los últimos 12 años que la sociedad –lo muestran así las encuestas– ya asumió como propios. En el oficialismo hay quien recuerda que Aníbal Fernández, de buena relación con todo el PJ, se desempeñó por primera vez como jefe de Gabinete entre 2009 y 2011, período en el que el oficialismo protagonizó una sorprendente recuperación tras la derrota electoral por 2 puntos en la provincia de Buenos Aires ante Francisco De Narváez. Aquel relanzamiento a pura iniciativa culminó, un año después del fallecimiento de Néstor Kirchner, con el 54% en las urnas a favor de la reelección de CFK. Este año, la recuperación que se intenta estará ligada a las medidas económicas y sociales que fortalezcan el consumo y la actividad, y a la presentación de proyectos de ley.
La batería de anuncios que podría conocerse hoy, posibilidad que muchos funcionarios y dirigentes del kirchnerismo dan como un hecho, estará también vinculada al escenario global: cierto descenso en el crecimiento de los países emergentes y las nuevas potencias. Una de las situaciones que más preocupa a la Casa Rosada es la política de ajuste y contracción que está aplicando el ministro de Economía de Brasil, el ortodoxo Joaquim Levy, catapultado al cargo por el lobby del sistema financiero. Las decisiones de Levy –mientras Dilma Rousseff sufre una ofensiva que busca desplazarla anticipadamente a través de un impeachment (juicio político)– profundizarán la caída de las exportaciones al país vecino, socio principal del Mercosur.
El panorama explica por qué la presidenta lanzaría nuevas políticas de promoción del consumo ligadas al complejo automotriz. En otra área donde podría haber novedades es el sector inmobiliario, que en 2012/2013 inició un estancamiento producto de la falta de dólares que ocasionaba la restricción externa. Se habla de un nuevo plan de fomento al crédito hipotecario, que tenga más llegada y masividad que el ya famoso Pro.Cre.Ar.
Como en todas las visitas al Congreso de cada 1º de marzo, el jefe de Estado –en este caso, la jefa– dedicará muchas horas a hacer un diagnóstico detallado de la actualidad de cada ministerio, lo que en Estados Unidos se llama ‘discurso sobre el Estado de la Nación’. Para preparar su exposición, la presidenta pidió a todos los funcionarios de cierta jerarquía en el gobierno –ministros, secretarios y subsecretarios– que llenarán unas planillas con las metas en beneficio de los argentinos que alcanzó cada área del Ejecutivo. También debieron informar sobre las acciones en curso que se están llevando adelante. Es probable que el repaso minucioso de cada ministerio (lo que probablemente haga que el discurso de Cristina se extienda por varias horas, algunos hablan de hasta cuatro) derive, en el transcurso de la exposición, en la presentación de nuevas medidas impactantes por parte de la presidenta.
El objetivo general que atravesará los eventuales anuncios es la intención de proteger las conquistas sociales, los nuevos derechos adquiridos, el desendeudamiento en dólares con acreedores externos (o la toma de deuda de modo selectivo, sólo para inversiones productivas), el fortalecimiento del Estado y las empresas públicas que caracterizaron a los últimos años.
“A partir de 2003, los actos y discursos de los 1º de marzo dejaron de ser protocolares y de ocasión. Se han convertido en tema de agenda para los próximos meses, son discursos de alta densidad política. De algo podemos estar seguros los argentinos, y es lo que no va a anunciar Cristina: no anunciará rebajas de salarios, tampoco ajustes, ni privatizaciones. De eso podemos estar seguros”, aseguró a este diario el ministro de Defensa y ex jefe de la bancada del FPV en Diputados, Agustín Rossi.
La visita de un enviado papal
La presidenta Cristina Fernández recibió ayer en la quinta de Olivos al jefe de Ceremonial del Vaticano, monseñor Guillermo Karcher, argentino, quien trabaja en la Curia Romana desde hace años. Karcher fue designado ‘cerimoniere pontificio’ a fines de 2006. Antes había tenido funciones en la Secretaría de Estado del Vaticano.
Karcher visitó a la jefa de Estado acompañado por el actual embajador de la Argentina ante la Santa Sede, Eduardo Valdés. El ceremoniero papal cobró notoriedad por el episodio de la carta de salutación enviada a la mandataria que fue equívocamente desmentida.
El dato
En Olivos. Cristina recibió ayer en la quinta de Olivos a allegados de confianza. En las conversaciones primaba la idea de relanzar el gobierno con una fuerte impronta de gestión, y convocar a la unidad nacional para defender los logros de los últimos 12 años.